Esta semana arranca un nuevo período de sesiones del Congreso. Los próximos 4 meses serán claves para definir la suerte de la agenda de reformas sociales que presentó el gobierno desde hace 1 año y que ha padecido un verdadero viacrucis en su paso por el legislativo. Las reformas a la salud,laboral y pensional acapararon el debate público en el último año y su accidentado trámite impidió el avance de otras iniciativas. El gobierno se jugó todo su capital político en ellas y ahora el tiempo apremia, especialmente para la pensional y salud,cuya votación final deberá darse antes de terminar el actual periodo de sesiones ordinarias.Tienen entonces estos dos proyectos fecha de vencimiento:20 de junio de 2024.

Así como la Cámara de Representantes fue la protagonista en el 2023,en el 2024 las miradas se concentrarán en el Senado. En su Comisión VII se comenzará a debatir la reforma a la salud y en la plenaria se hará lo propio con la reforma pensional. Y el panorama es de pronóstico reservado,porque las cuentas son más complicadas. No hay formalmente una coalición mayoritaria y el gobierno fue derrotado en la reciente elección del Presidente de esa corporación. No contará entonces la Casa de Nariño con un aliado incondicional,como el que tuvo en la Cámara de Representantes,en donde Andrés Calle ejerció su liderazgo para salvar la reforma de salud.Iván Name tendrá una posición más independiente y en ocasiones distante del gobierno,quesolo tiene asegurado en Senado el respaldo de su bancada del Pacto Histórico,Comunes y parte del partido verde. Para completar la mayoría requerida deberá salir a buscar en forma individual los votos de senadores de los demás partidos,que lucen divididos frente a las reformas.

Con ese difícil panorama,es indispensable hacer un último esfuerzo de concertación de los textos y concentrarse en los dos proyectos prioritarios.El tiempo es escaso y las eventuales mayorías muy precarias. Aquí sí que se aplica el dicho popular, “el que mucho abarca poco aprieta”. Y si quiere salvar salud y pensiones,debe comprender que es inevitable incluir modificaciones que mejoren las iniciativas,sin afectar su núcleo básico.Ir por lo factible,por lo viable,antes que por el texto ideal.Cambiar esa tendencia al maximalismo que tiene el gobierno. La práctica parlamentaria indica que no se puede pretender que la reforma a la salud salga de Senado como fue aprobada en Cámara. Es políticamente inviable. En el caso de la reforma pensional sucede lo mismo en el tránsito entre Comisión VII y plenaria. Con dos o tres modificaciones de fondo,sin afectar el sistema de pilares y el propósito fundamental de aumentar la cobertura a los sectores más pobres de la población,se podría llegar a consensos. De hecho,los partidos comienzan a alinearse con una ponencia intermedia de Norma Hurtado,senadora de la U,que podría ser el punto de partida para llegar a consensos.

En salud las cosas pintan masdifíciles,el clima enrarecido y las posiciones radicalizadas entre quienes no ven nada bueno en la reforma y consideran que el único camino es su hundimiento, y aquellos que creen que el actual sistema debe ser modificado de raíz. Ninguno de los dos bandos son capaces de ver formulasintermedias,que sí las hay. La tensión entre las EPS y el gobierno crece,mientras que los ciudadanos vemos con preocupación que,con reforma o sin reforma,la prestación del servicio a los pacientes comienza a verse afectada en medio de una dura disputa política. En fin,este semestre será definitivo para el legado del gobierno en materia de equidad social.Ojalá se moderen los espíritus y que los protagonistas de lado y lado,que se juegan al “todo o nada” como los jugadores de casino que apuestan sus restos en una mano,entiendan que en el medio estamos millones de colombianos que esperamos que salgan adelante unas reformas que son necesarias,pero que no serán sostenibles en el tiempo sino se aprueban con un mínimo de consenso político y social.

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