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Sepultureros
Echar tierra a todo lo bueno que existe es una costumbre colombiana.
Viernes, 8 de Junio de 2018

En Colombia no tenemos dirigentes políticos sino sepultureros. Y la verdadera y profunda vocación que oculta todo político colombiano cuando ejerce el poder, es la de echarle tierra a todo lo que hace feliz a la gente: la luz eléctrica, el agua potable, la seguridad en las calles, los subsidios, la vida. Echan tierra a todo lo que sirve para tapar el progreso y que el país siga hundido en sus propios desastres.

En su propia miseria. Porque un país pobre, sin educación, con la cultura del dinero fácil en las telenovelas que ven los adolescentes; con cero presupuesto para investigación y tecnología, es fácil de manipular. Un país rezandero, fanático, que todavía cree en los milagros de la camándula y no en las acciones colectivas, en ese “esfuerzo suplementario” de que habla Max  Weber, es un país que se derrumba desde sus propias instituciones encargadas de mantenerlo de pie. 

Un país donde no se lee, que  no valora el arte ni la poesía, donde la pintura y la danza y el canto y la fotografía son actividades marginales, es un país condenado a la soledad - donde lo improbable es una anécdota cotidiana, como la del senador cuyo sueldo de más de 30 millones de pesos no le alcanza para echarle gasolina a su camioneta- . 

Hemos echado tierra a todas las grandes conquistas de la civilización, es decir, aquellas que hemos logrado asimilar en los últimos tres siglos: la libertad para la crítica, la separación de la Iglesia y el

Estado, la libertad de culto. La libertad para pensar, incluso, el derecho a tener derechos sobre nuestra propia vida.

Pero, repito: echar tierra a todo lo bueno que existe es una costumbre colombiana. 

Lo vimos hace ocho días cuando César Gaviria echó el último puñado de tierra sobre el cadáver insepulto del Partido Liberal. Lo vimos hace 15 cuando Iván Duque propuso echarle tierra a todas las

Cortes para volverla una sola y de esta manera abrir el camino para que Álvaro Uribe, el Jefe Supremo, el Benefactor, el Padre de la Patria Nueva, Su Excelencia, pueda perpetuarse en el poder por los siglos de los siglos. 

“Hacer trizas los acuerdos”, o sea, echarle tierra una de las grandes conquistas sociales y políticas –y hasta humanas- que hemos logrado los colombianos en medio siglo sangriento de guerras, con más de 200 mil muertos y una sociedad de mujeres en luto, de hijos huérfanos, de madres llorando sobre la fotografía de su hijo desparecido, es el regodeo del odio salivando los dientes de quienes, como buitres, se benefician con la guerra.

El próximo domingo saldrán nuevamente los sepultureros, agrupados todos en un solo bando: Betancur, Gaviria, Pastrana, Vargas Lleras, Uribe. Iván Duque es el más joven y a quién se le ha encomendado la tarea criminal de enterrar la democracia. Ignoran que todo sepulturero tiene a su vez su propio sepulturero: la madurez política a la hora de votar. 

 

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