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Sobre el Miércoles de Ceniza
Anverso y reverso
Jueves, 23 de Febrero de 2023

Aproveché ayer, Miércoles de Ceniza, para recordar viejos tiempos y el significado que tenía dicha celebración en el mundo entero. Hoy es una fecha que pasa desapercibida y sólo uno la recuerda cuando ve a las viejitas del barrio que pasan, mostrando, orgullosas, la cruz desparramada, de ceniza, que el sacristán o los monjitas o las ministras del altar les han impuesto a las carreras.

Hace algunas calendas, la fecha era de gran importancia para el mundo creyente. El ritual romano recalcaba sobre el estribillo que debía repetirse a cada uno de los que recibían dicha señal, en el momento de trazarle la cruz: “Acuérdate, hombre, que eres polvo y en polvo te has de convertir”. No sé si se trató de un error de traducción del hebreo al latín pero la Biblia dice que el hombre fue hecho de barro. Y una cosa es el barro y otra cosa es el polvo. El barro es el que nos da hasta las orejas en invierno en nuestras carreteras, que no son carreteras sino caminos de herradura. Sé, por experiencia propia, que ir a Las Mercedes en invierno es metérsele al barro de tiempo completo, desde Sardinata, la cabecera municipal. Y ni la alcaldía, ni la gobernación del departamento, ni nadie, hacen nada para lograr que nuestras gentes saquen la pata del barro en estas tan crueles invernadas.

El polvo, en cambio, se da en épocas de verano o se levanta cuando por las carreteras sin pavimentar pasan los carros a toda mecha. Hay polvos finos, casi imperceptibles, que se posan sobre los muebles, y hay polvos mugrosos, que requieren jabón para limpiarlos. Hay polvos groseros y polvos valiosos como el oro en polvo. Hay polvos que hacen daño como la cocaína y polvos necesarios como la leche en polvo o el jabón en polvo. Mejor dicho, hay polvos para todos los gustos.

Pero definitivamente, por más mollera que le meto a la cosa, no logro entender por qué hablan en la iglesia de polvo, si en realidad el hombre fue hecho de barro. Por eso dicen que los curas costeños decían, con alguna razón, al imponer la ceniza: “Tú si eres barro, mi hermano”.

Pero siendo justos, tal vez por eso (o por los chistes vulgares que los mamadores de gallo viven inventando), la Iglesia católica, en uno de sus concilios decidió cambiar el estribillo aquel de los miércoles de ceniza por otro, más realista: “Arrepiéntete y ora”. Como quien dice: “Hermano, la vaina está peluda. Te toca acudir a Dios o te va a llevar el Mandingas”. Por ninguna parte aparece algún polvo. Y eso está bien. Hay que quitarle tanto polvo a nuestra iglesia.

(Se me ocurre un paréntesis: El Creador, por más Dios que era y sigue siendo, metió la pata cuando hizo a Adán. Lo hizo de un barro cualquiera, del primero que encontró en El Paraíso. Por eso el hombre salió con tanto defecto de fabricación. Si hubiera buscado, en cambio, arcilla cucuteña, tipo exportación, seguro que otro gallo les cantaría a las mujeres. Quiero decir, que el hombre hecho de este barro nuestro, habría sido una machera).

Otra cosa que se me ocurre, volviendo al polvo: A las mujeres les decían la misma fórmula: “Acuérdate que eres polvo”. Y, palabras más, palabras menos, la Biblia dice que la mujer fue hecha de una costilla. Es decir de hueso. Las escrituras no dicen si el hueso era carnudo, pues en ese caso, es más costoso. Pero hay mucha diferencia de un hueso a un polvo. ¡Me quedo con el polvo!   

gusgomar@hotmail.com

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