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Somos pobres de la cabeza
A Colombia le falta mucho camino por recorrer en Innovación y emprendimiento.
Viernes, 25 de Diciembre de 2015

En las escuelas y colegios de Colombia hemos aprendido equivocadamente que la riqueza de nuestro país son la cantidad y diversidad de recursos naturales. Es una idea engañosa, pues los recursos naturales son elementos secundarios para determinar nuestra riqueza. Cuando a Colombia se le califica como un país “pobre”, la realidad es que somos un país pobre de la cabeza. Es decir, somos una población poco innovadora a causa de una industria del conocimiento muy débil que nos hace desaprovechar lo mucho o poco que tengamos en nuestro territorio. Nuestra materia prima son los más de 48 millones de cerebros colombianos que tenemos a disposición y deberíamos explotar.   

A Colombia le falta mucho camino por recorrer en Innovación y emprendimiento. Hoy en día, los países de primer mundo son “ricos” esencialmente por el valor agregado que tienen los productos que fabrican. Como por ejemplo, un Ipod, un carro híbrido o un panel solar. En Colombia nuestra economía se basa principalmente en la producción y exportación de materias primas como el café y minerales que tienen poco valor agregado. Pero esto no es coincidencia, la causa es que a nuestro Estado le falta avanzar mucho en educación o en beneficios tributarios para motivar el emprendimiento y la innovación.

Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en el 2014 se presentaron unas 215.000 solicitudes de patentes. Estados Unidos fue el país que presentó más solicitudes de registros internacionales de marca (13,8% del total), le siguen Alemania (13,6%), Francia (7,9%) y Suiza con 6,6%. En el caso de Colombia,  se presentaron solicitudes que representan menos del 0,5%. Dicho de otra forma, en países como Colombia no hay inventos rentables porque no invertimos en ciencia y tecnología. 

Mientras Estados Unidos invierte en este rubro el 2,79% de su PIB, Brasil el 1,74% y México el 0,73%, en Colombia sólo se invierte el 0,5%. No obstante, este año el gobierno colombiano se comprometió a incrementar a 1% la inversión en ciencia y tecnología para el 2018. Esperemos que se cumpla,  pues con la firma de la paz, ojalá el presupuesto de la guerra se direccione a estas prioridades.     

Lo maravilloso de la innovación es que la ha permitido a países con menos recursos naturales que Colombia, como Korea del Sur o Singapur, llegar a ser mucho más ricos que nosotros. Estos países tenían una economía más débil que la nuestra hace medio siglo. ¿Por qué ahora son ricos? Porque invirtieron en la materia prima más preciada que puede tener cualquier país, los cerebros de sus ciudadanos. Hoy en día, Korea del Sur y Singapur son parte de las economías más prosperas del mundo, gracias a sus adelantos tecnológicos, producto de una educación de calidad a nivel básico, técnico y profesional.   

La innovación también es un tema cultural. Los países que más producen patentes, son también los países en donde hay más pluralidad. Está comprobado que en un ambiente donde hay diversidad sin discriminación es más probable que se generen ideas innovadoras.

Las políticas gubernamentales que estimulan la innovación, deben estar acompañas por una cultura ciudadana que valore la creatividad. Por ende, para promover la explotación de la creatividad de nuestros propios ciudadanos, sería muy útil empezar por nuestros propios hogares. No pierda el tiempo juzgando a sus hijos por sus tatuajes, ropa, orientación sexual o liberada forma de pensar, pues es allí, en la diversidad, donde está el potencial para la innovación. 

Recordemos que muchas de las mentes más brillantes de la historia de la humanidad eran soñadores con un comportamiento fuera de lo común. Albert Einstein, Leonardo Da Vinci, Adam Smith, Vincent Van Gogh, entre otros, fueron juzgados en su momento por ser diferentes. En definitiva, promovamos un ambiente de tolerancia valorando a quienes son diferentes, pues esto hará más eficiente la producción de conocimiento que tanta falta le hace a nuestro país. La riqueza no proviene de lo material, sino de lo de intelectual.

Nota: Aún lamento y repudio el secuestro y asesinato de Jesús Emilio Ayala. Su esposa e hijos, ahora hacen parte de la interminable lista de víctimas de la violencia en Colombia. 

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