A propósito de la polémica generada por las revelaciones hechas por la emisora La W, en relación a la grave denuncia que médicos estaban obteniendo convalidaciones de título de Especialista en Cirugía Plástica, sin haber cumplido los mínimos tiempos de entrenamiento, en otros países (Títulos exprés), con complicidad obviamente, de funcionarios del Ministerio de Educación, es preciso hacer a la opinión publica una serie de aclaraciones pertinentes sobre este tema de preocupación nacional.
En primer lugar, el ente encargado de determinar si un médico que se ha especializado en el exterior tiene las acreditaciones necesarias para ser considerado especialista en Colombia, solo es el Ministerio de Educación después de haber comprobado verazmente que sus estudios cumplieron con un pensum académico similar al de nuestro país, y que dicha veracidad puede ser respaldada por un acta de grado expedida por una universidad extranjera reconocida para tal fin. Si este filtro, como parece ser el caso de los médicos denunciados, fue fraudulento y sin ninguna regla de verificación, el Ministerio incurrió en una falta gravísima que pone en riesgo a los pacientes atendidos por estos mal llamados profesionales. Peor aún, si esta práctica se basó en pagos indebidos para funcionarios del Ministerio, se incurrió en graves delitos que deben ser castigados penalmente, tanto para los funcionarios como para los médicos implicados.
La Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, de la cual formo parte, es una Asociación Científica de sesenta años de antigüedad que ha velado por la inclusión de cirujanos plásticos debidamente acreditados, con estudios de 4 y 5 años de especialización, en centros universitarios de las más altas calidades académicas del país y del extranjero, mediante un proceso estricto de acreditación ante un comité que decide si este cirujano puede ser miembro de la Sociedad. En dicho comité, por supuesto, que si el cirujano ha sido formado en otros países, la convalidación otorgada por el Ministerio de Educación es fundamental para considerar su ingreso.
No es por tanto cierto, lo que de manera irresponsable publica un periódico como El Espectador que se precia de ser serio, a través del artículo de un periodista ignorante del tema, quien le da voz a una actriz de tercera, para llamar a la Sociedad “club privado ambicioso”, en el ánimo de defender lo indefendible, proviniendo además este concepto de una persona particular quien no es voz ni científica, ni jurídica autorizada para hablar de un tema tan complejo. Allá el periódico de los Cano, quien a la ligera incurre en ofensas a una institución de más de 700 miembros que le ha dado al país profesionales de altas calidades científicas y humanas, quienes han entregado su vida y trabajo al ejercicio de la cirugía plástica de manera idónea, pues su irresponsabilidad le podría acarrear consecuencias judiciales.
Otra cosa es que la misma Sociedad se ha encargado de acercarse a otras asociaciones serias que por su entrenamiento también realizan procedimientos plásticos y estéticos, para tratar de encontrar un consenso basado en el profesionalismo y la óptima prestación del servicio sin incurrir en imprudencias, impericia y negligencia en la que incurren muchos médicos sin la formación estricta y con la duración necesaria para ofrecer una medicina especializada y seria.
Mal haríamos los cirujanos en desconocer que la cirugía plástica, como cualquier otra especialidad quirúrgica, no está exenta de riesgos y complicaciones inherentes al ejercicio de la medicina, a pesar de estar en las mejores manos y en las mejores instituciones. Pero no por eso, se puede permitir que un personaje terciario de la “farsandula” nacional, entrevistada por un periodista que incurre en faltas graves a la verdad, utilice un medio de comunicación impunemente para, sin guardar ninguna norma de equilibrio, atacar tendenciosamente a toda una Sociedad Científica en Colombia de larga tradición académica y ética.
