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Tres pecados
El primero, se trata de un irresponsable conductor de servicio público que transita en horas nocturnas sin las luces delanteras del vehículo.
Domingo, 23 de Febrero de 2020

Hace unos días, transitaba sobre el puente Benito Hernández (San Rafael) cuando el reloj marcaba las siete de la noche y cuando las carreras de los conductores de busetas que prestan servicio público, se encontraban en sus límites de estrés, observé por el espejo retrovisor la sombra de un vehículo que trataba de sobrepasarme.

Cuando estuvo cerca, comprobé que se trataba de una buseta de servicio público, que con el cupo completo de pasajeros y algunos parados, no tenía las luces delanteras encendidas, a pesar de que el sector lo ameritaba.

Premeditadamente, permití su paso y mi sorpresa fue mayor, cuando pude evidenciar que ese vehículo de la empresa Tonchalá y número de control 527, tenía instaladas en su parte trasera, luces intermitentes de alta intensidad, llamadas estroboscópicas, cuyo uso está perfectamente definido en la Ley 769 de 2002.

También, logré observar la presencia de varios uniformados de la Policía Nacional, tanto en camionetas como en motocicleta, fueron indiferentes como en muchos otros casos que no son objeto de la columna.

En el relato, se sucede tres pecados a saber: el primero, se trata de un irresponsable conductor de servicio público que transita en horas nocturnas sin las luces delanteras del vehículo, pudiendo ser objeto de una sanción aproximada a $877.000 e inmovilización, en concordancia con el artículo 21 literal D8, de la Ley 1383 de 2010.

El segundo pecado lo constituye el uso de luces estroboscópicas, violando flagrantemente el artículo 104 de la Ley 769 de 2002 y cuya sanción tiene un valor aproximado a $438.900 y el tercero, que considero es el mayor de los pecados, se constituye en la falta de control operativo por parte de los uniformados, que muy juiciosamente se ubican sus operativos orientados a la seguridad ciudadana, ignorando los múltiples riesgos a que son sometidos los pasajeros que por necesidad, deben abordar estas unidades de transporte.

No pretendo excluir a las demás empresas que prestan dicho servicio, porque absolutamente todas tienen pecadillos en cuanto a movilidad se refiere, los cuales no son un secreto y menos aun cuando faltan controles internos a los sistemas de combustión y de ahí, la oferta mortal de material particulado.

Concluyo que el detalle de las faltas cometidas de uno y otro lado, son los que llevan deterioro de la imagen de cualquier ciudad, y si no se aplican correctivos, el impacto negativo crecerá, alejando cualquier probabilidad de mejora ciudadana e incrementando el malestar de sus habitantes y sumado a lo anterior, desconfianza hacia las diferentes autoridades.    

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