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Un presidente en apuros
El presidente parece dar bandazos en uno u otro sentido para tratar de mantener encendida esa llama.
Domingo, 12 de Noviembre de 2023

No voy a referirme al comportamiento íntimo del Presidente ni a sus preferencias sexuales porque esos son asuntos que deberán ventilarse en las instancias pertinentes. Pretendo hacer varias observaciones sobre la conducción del país por parte del Primer Mandatario, a quien le corresponde atender las necesidades más urgentes de los ciudadanos y orientar la economía nacional con el fin de mejorar sus condiciones de vida.

Empiezo por la propuesta de instaurar en Colombia una Paz Total con base en una serie de estrategias que el gobierno viene poniendo en práctica, en medio de la incredulidad de la mayoría de los ciudadanos. Pero, los continuos fracasos de los diálogos concertados y la criminal actitud de los grupos armados y los delincuentes de toda laya hacen que tal promesa se haya convertido en una mera ilusión. El presidente parece dar bandazos en uno u otro sentido para tratar de mantener encendida esa llama que se apaga cada día, y no es comprensible el rumbo que le está dando a su obsesión de negociar la paz.

Por más de que el Presidente quiera dar ingeniosas interpretaciones a los resultados electorales del pasado 29 de octubre, la cierto es que el gobierno salió mal librado. Las mayorías ciudadanas en todo el país manifestaron su descontento con el gobierno, y en las grandes ciudades, donde el Pacto Histórico había alcanzado una votación triunfal en las elecciones presidenciales de 2021, el descalabro fue mayor.

Aunque fanáticos petristas insistan en que esas elecciones no fueron un plebiscito para el gobierno nacional, no puede desconocerse que la que ellos consideraron como la verdadera “encuesta” les resultó adversa. Ahora, el Presidente trata de hacer creer que el desastre fue un triunfo, y en una desafortunada decisión, que confirma su derrota, invita al “diálogo nacional” solamente a los gobernadores electos que considera sus aliados, dejando por fuera a los que representan, por lo menos, a la mitad de los colombianos.

Las reformas legales, que el Presidente tomó como una cuestión de honor, tienen problemas. Amplios sectores de la sociedad las consideran inconvenientes, especialmente los proyectos sobre la salud, las pensiones y el régimen laboral; y el gobierno de una manera engañosa sigue afirmando que han sido ampliamente discutidos y concertados con la sociedad. Esa actitud de ministros y altos funcionarios ha hecho más antipáticas las propuestas, a tal punto de que el Ejecutivo ha tenido que acudir a la tan criticada repartición de “mermelada” para que numerosos congresistas vendan sus votos en favor del gobierno. ¡Qué contradicción con la promesa de acabar con la corrupción oficial!

Y para llenar la copa de las dificultades, surgió el secuestro del señor Luis Manuel Díaz con el que el Eln ha demostrado su ínfima intención de acogerse a la idea de la Paz Total. Por el contrario, reafirma su estrategia de conseguir financiación con los secuestros y, ojalá, éste no tenga ese propósito. En el momento de escribir esta nota todavía no se conoce la suerte que ha corrido el padre de Lucho Díaz, pero cualquiera que sea ella, el Presidente sigue en apuros. Ojalá tenga una mente clara para superarlos.

ramirezperez2000@yahoo.com.

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