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Cúcuta
Abuelos tejen para mantenerse activos
108 ancianos y 35 mujeres y hombres cabeza hogar hacen parte de la Fundación de Amor Ave Fénix.
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Jueves, 27 de Abril de 2017

Tejer y convertir pedazos de tela en mochilas, monederos y tapetes se ha convertido en un aliciente para Carlos Ciro Torres, 74 años, pues con esta práctica demuestra que sigue siendo útil  y activo.

“Hace 10 años me dejaron de contratar, por viejo”, explica mientras teje un pequeño bolso. “Durante 40 años fui albañil, y cuando ya no tenía suficiente fuerza para levantar la pala, no me volvieron a llamar”.

Aunque tejiendo gana muy poco, por la falta de compradores, se entretiene y se devuelve a su niñez, cuando tejía bolsos y costales de fique en su natal Cucutilla.

Entre risa y mientras sueña con una gran feria para comercializar sus bolsos, les enseña a sus vecinos a dar un par de puntadas.

Torres hace parte de los 108 ancianos y 35 mujeres y hombres cabeza de hogar de la Fundación de Amor Ave Fénix, en el barrio La Esmeralda, un espacio creado por voluntarios cucuteños para ayudar a los más viejos y a los más pobres.

La fundación no solo les consigue, retazos, hilos, y el resto de materia prima para que los asociados pueden elaborar sus manualidades, sino que también les gestiona ayudas técnicas: lentes, sillas de ruedas y bastones, entre otras ayudas, ante el gobierno municipal.

Además, allí están pendientes de la documentación necesaria para incluir a los viejos en el programa nacional de subsidios al adulto mayor, explicó Eduard Barrientos, líder de la fundación.

Senaid Carrillo es otra de las asociadas. Además de prestar su casa para las reuniones de los ancianos, de la mano de la fundación lleva programas alternos de educación para adultos y valoraciones médicas.  

“A través de la fundación buscamos unir los talentos de nuestros abuelos para poder crear una marca propia que les permita lucrarse y se autosostenibles”, explicó Carrillo.

La meta de Amor Ave Fénix es consolidar un espacio hecho por lo viejos y para los viejos, donde puedan darle un empujón a sus unidades productivas y generen empleo en sus comunidades.

Además de los tejidos, los participantes también elaboran jarrones y canastas en material reciclable, comidas vegetarianas, cojines, entre otros productos.

Nurys Hernández, 60 años, es otra de las beneficiadas, con alegría asegura que en la fundación no solo encontró un espacio para sentirse más activa, sino también una fuente de ingresos. Ha elaborado tapetes para baños por encargo. Allí le dan la materia prima por lo que sus ganancias son mayores.

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