La ilegalidad, la informalidad, la criminalidad y el crecimiento desequilibrado de Cúcuta son los principales factores que afectan el desarrollo territorial, según se concluyó en el conversatorio Integración territorial: lo local, regional y binacional, efectuado en la Feria del Libro de Cúcuta, por parte del colectivo La Ciudad Verde.

Para Mario Zambrano, coordinador de Cúcuta Cómo Vamos, uno de los factores más críticos es la dirigencia política y su visión cortoplacista, que se funde con una ciudadanía dispersa.

“Acolitan, de alguna forma, la manera criminal como se desarrollan la ciudad y la región, y cómo se apropian de lo público”, dijo. “Hay una dirigencia política que sí sabe para dónde va, en términos económicos”.

El experto agregó que esta situación explica por qué el territorio se ordena en función de esos intereses, con “una visión cortoplacista, mientras la ciudadanía lo permite”.

Por su parte, para el arquitecto Jorge Bitar, integrante de la Red Onward Internacional, en la ciudad lo informal se confunde con lo irregular y a su vez con lo ilegal, “y las personas prefieren vivir así, porque no les compromete para dar a la ciudad, sino solo recibir”.

Bitar criticó severamente los procesos de desarrollo territorial y cómo se debilitan los municipios, incluidos los del área metropolitana, sin formalidad suficiente para generar autosostenimiento.

Agregó que las normas y el crecimiento de la ciudad nunca es integral, sino que las pocas soluciones que se proponen no ven más allá del municipio.

Aunque no se desconoció que la ciudad tiene potencial de crecimiento, e incluso se escuchó la versión catalogada como positivista de Margarita Contreras, gerente de Camacol Cúcuta y Nororiente, en relación con la mejoría económica derivada de la construcción de vivienda.

Pese a ello, se cuestionó su perspectiva, pues la realidad indica que el desempleo campea en la ciudad.

Al respecto, Francisco Cuadros, director de la Fundación Hablemos de Norte de Santander, resaltó que es necesario recuperar la identidad regional y destacar acciones ciudadanas como el pastel de garbanzo más grande del mundo, o el abrazatón por el río Pamplonita, pero también mencionó la urgencia de saldar la deuda de integración local.

“Cúcuta tiene una agenda pendiente y es la integración de la ciudad que empieza luego de Los Patios, y la que está en Atalaya, o el anillo vial”, dijo.

En este sentido, manifestó su preocupación tanto por la segregación social y la inmensa brecha entre ricos y pobres, así como el crecimiento de la ciudad “de espaldas al río Pamplonita”.

“Me alegra ver centros comerciales y viviendas, pero me preocupa esa expansión urbana que le da la espalda al río, y a los valores sociales”, puntualizó.

Pueblos en extinción

Otro de los aspectos abordados en el foro fue el despoblamiento del que están siendo víctimas algunos municipios.

Entre ellos, según el arquitecto Jorge Bitar: Ragonvalia, Bochalema, Durania, Santiago, El Zulia, y San Cayetano, cuya población “ha descendido en los últimos años”.

Según el experto, la pérdida de esta fuerza productiva, que luego llega a Cúcuta, pone en aprietos el desarrollo territorial de una y otra parte.

“En ese desequilibrio parecerían tener fortalezas Los Patios y Villa del Rosario, pero son solo ciudades dormitorio para Cúcuta”, dijo.

El caso de Puerto Santander también es complejo, en vista que el municipio “se sostiene por la informalidad y el paraestado que cobra impuestos (vacunas), y la gente se somete, en esa gran economía de contrabando de gasolina”.

Debido a esta condición, reiteró la necesidad de “dejar de pensar en ciudad solo como entidad territorial y sacar a las personas que están en Cúcuta ‘sin hacer nada’ para generar centros de producción en los municipios que están desapareciendo”, comentó.

Así, se podrían garantizar mejores condiciones de salud, educación, y servicios públicos para crecer.