Cúcuta es una ciudad multicultural y diversa, lo cual permite la convivencia de personas procedentes de muchas regiones del país e inclusive del exterior.
Si damos un paseo por el centro, es fácil encontrar las más disímiles situaciones, que en su mayoría se producen y tienen que ver con la galopante informalidad laboral cucuteña, que ya bordea el 70 por ciento.
Por eso la cotidianidad nos hace ver sectores con perspectivas diferentes; esto es, tranquilos, bulliciosos y otros intransitables por el desborde de las ventas ambulantes.
Y de las escenas más comunes y visibles para quienes visitan el centro, podemos dar testimonio que después de las ventas informales, las colas ocupan un lugar preponderante en el diario vivir de los cucuteños, le siguen la mendicidad y la indigencia con su alarmante cuota de exclusión; y las escenas que no podían faltar: el rebusque de los músicos y de los acróbatas o bailarines en los semáforos.