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Cúcuta
El cerro Jesús Nazareno estaría listo en abril
Un sitio cucuteño de fe que atrae el turismo.
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Viernes, 10 de Marzo de 2017

Subir al cerro Jesús Nazareno por escarpados caminos  y rocas de gran tamaño era la penitencia que en la parte alta de Antonia Santos cumplían cientos de feligreses cada jueves y viernes santos,

La devoción por cumplir alguna promesa o purgar sus pecados, movía a los católicos cada año.
 
Con el paso del tiempo, la cifra de visitantes aumentó, pero las emblemáticas estructuras que allí fueron construidas, tres cruces y una pequeña capilla, desaparecieron.

El año pasado, un proyecto impulsado por la Alcaldía, que pretendía convertir el cerro en un mirador turístico,  se convirtió en el milagro que los vecinos esperaban, pues no solo les permitiría mejorar su entorno sino que significó una oportunidad laboral.

Un grupo de vecinos, como Julio Vergel, fueron empleados para construir el mirador. Otros tantos, como Eddy Carrascal, esperan pacientes a que la obra esté lista para venderles comida a turistas y feligreses.

Vergel, maestro de construcción, asegura que nunca pensó que el cerro que visitó desde niño estuviera a punto de convertirse en un atractivo municipal.

Mientras se alista para fundir una placa de concreto en una de las tres plazoletas que conforman el mirador, asegura que esta obra de más de mil millones de pesos servirá para que los cucuteños aprecien la belleza de la ciudad.

Y es que al subir los 289 escalones del nuevo sendero peatonal que conduce al cerro Jesús Nazareno se pueden observar las ruinas de las casas que cayeron en Tucunaré, el  intercambiador vial de Atalaya, los proyectos de vivienda gratuita, parte del anillo vial y de El Zulia, entre otros.

Por su parte, Carrascal asegura que desde ya se iniciaron las romerías al cerro. Cada fin de semana se ve pasar un grupo de personas por la avenida 17 de Antonia Santos rumbo al mirador.

“La gente sube constantemente a ver cómo van las obras; nos dijeron que las podremos estrenar en Semana Santa”, dijo emocionada.

La mujer se prepara desde ahora para poner un calentador al pie de su casa para vender pasteles o arepas y ganarse unos pesos de más, al igual que las decenas de vendedores que llegan por estas fechas al sendero peatonal.

Este año, los vendedores de agua, pasteles, camándulas e imágenes religiosas no podrán instalarse en la cima del cerro como era costumbre.

En el mirador se construyeron unos baños y locales comerciales, por lo que se prohibirá la llegada de vendedores ambulantes, que tendrán que acostumbrarse a vender desde la orilla del populoso cerro.

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