La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Cúcuta
El ciclista que le ganó la carrera al infierno
Cuando se pensaba que podría quedar cuadripléjico, dada la gravedad de sus heridas, el adolescente empezó a caminar.
Image
La opinión
La Opinión
Domingo, 2 de Junio de 2019

Luis Miguel Serrano, de 15 años, fue al infierno y en cuestión de días retornó a la tierra. Su vida dio giros que no estaban en su agenda ni en su carrera de ciclista.

 

Desde hace un año, el ciclismo se convirtió en una pasión para este adolescente que cursa quinto de bachillerato en el colegio Minuto de Dios Policarpa Salavarrieta del barrio La Divina Pastora de Cúcuta. Empezó a montar bicicleta para poder asistir a los entrenamientos de baloncesto, el primer deporte que lo cautivó y que lo llevó a varios encuentros nacionales con la selección Norte de Santander.

En la bicicleta, se transportaba de su casa ubicada en la invasión Nuevo Horizonte, localizada sobre sector occidental del anillo vial, hasta el coliseo Toto Hernández, para ahorrase  los pasajes del transporte, pero, ese propósito inicial le descubrió sus condiciones de ciclista. 

La bibicleta de montaña en la que viajaba le mostró el camino que lo llevó hasta la liga de ciclismo, donde entró con buen pronóstico por parte de los entrenadores. Le vieron garra, o mejor piernas y decisión para ser un nuevo escarabajo en el ciclismo. A estos augurios, Luis Miguel le sumó constancia y disciplina, lo que lo condujo al club Águilas del Norte, con el que participó en varios encuentros, el último en Girón, Santander, donde quedó entre los 10 primeros.

La radiografía muestra el procedimiento de alta complejidad para restituirle las vertebras del cuello.​

Y fue esa convicción la que lo llevó el 26 de marzo a montarse, a las 3 de la tarde, en  su bici para unirse al grupo de la liga que subiría hasta La Garita, en una jornada de entrenamiento. Tenía una máquina semiprofesional que le compró su mamá a cuotas.

Luis Miguel salió tarde y no alcanzó al grupo, que se reunió en la redoma del barrio Daniel Jordán, en de Los Patios, para la partida, y al no encontrarlos decidió seguir solo la ruta trazada.

Todo estuvo bien en la subida, pero cuando venía de regreso una buseta de transporte público lo cerró, lo golpeó y le fracturó  la séptima vértebra cervical y la primera torácica. 

El accidente lo tuvo en vilo durante más de un mes, con su cabeza pendiendo de un hilo. Según los médicos del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem) pudo descabezarse con el golpe, o con algunos de los movimientos posteriores al accidente. Es que  primero lo diagnosticaron mal y lo mandaron a la casa y esos días, más lo que siguieron y por  los trámites legales que demoraron la cirugía, pudieron afectar más la fractura.

La cirugía

La intervención quirúrgica la encabezó el neurocirujano del hospital Erasmo Meoz Víctor Enrique Antolinez, quien por coincidencia ya conocía a Luis Miguel, dado que meses atrás le había patrocinado uno de los uniformes del club donde corre. La camiseta con el nombre del médico es hoy un amuleto de buena suerte para la familia Serrano.

Aquí, en una práctica de ciclismo, días antes del accidente.

En un comienzo, el muchacho fue llevado al hospital de Los Patios, pero dada la gravedad de las fracturas sufridas en el accidente fue remitido al Meoz.

Luz Mary Serrano, madre de ciclista recuerda que el médico le dijo que su estado era grave y que podría quedar cuadripléjico. La advertencia sacó el temple de la progenitora que desde ese momento empezó una batalla para que su hijo volviera a ser el joven estudioso y deportista de siempre.

Logró que lo remitieran al Meoz, se involucró en la agilización de los exámenes que necesitaba y cuando el  neurocirujano Antolinez le detalló todos los riesgos que tenía la cirugía  le dijo: usted haga lo suyo, que Dios estará con mi hijo. 

Incluso Luis Miguel  le dijo que confiara, porque todo iba a salir bien. 

La intervención, de altísimo riesgo, duro once horas y demandó la intervención de dos neurocirujanos, Lope Carvajal y  Víctor Antolinez,  la asistencia de un cirujano de tórax, un cirujano vascular y una neuromonitora, Ana María Jaramillo  traída de Medellín para esta cirugía.

El 3 de mayo, a  las 8 de la mañana empezó el procedimiento que  terminó  después de las 6 de la tarde e incluyó una corpectomia por el cuello para retirar las  vértebras fracturadas, un trabajo de filigrana para no tocar la médula.

Después de la cirugía fue visitado por sus compañeros del club de ciclismo.

Después, una artrodesis por el tórax,  que permitió la instalación de un cajetín expandible para conectar la séptima vértebra cervical con la primera torácica. Así, se instaló un puente de conexión, o vertebras sustitutas, que  mantendrá la cabeza de Luis Miguel sobre su columna vertebral. 

Han pasado más de tres semanas de la cirugía. Luis Miguel lleva un cuello ortopédico especial, que le regalaron en la Gobernación, hasta donde llegó el drama del ciclista que estuvo a punto de perder su cabeza y su vida. Y es que fueron muchas las  personas que  ayudaron para que él  tuviera una segunda oportunidad de vida.

“Yo confiaba en el doctor Antolinez y en el Meoz. Mi hijo ahora se está recuperando, de hecho ya acude por su propia cuenta a los controles",  afirma Luz Mary, quien no puede ocultar la alegría de  ver a su hijo de pie otra vez disfrutando la vida y soñando con volver a su bicicleta... y quizás a competir.

Temas del Día