Los habitantes más antiguos del barrio Divino Niño todavía recuerdan la difícil época en la que las autoridades los trataban de desalojar de sus humildes viviendas, construidas con techos de zinc y tablas, por haber invadido este lugar.

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Gloria María Arenas tiene 30 años de vivir en ese sector de la ciudadela Juan Atalaya, por lo que es testigo de las complejas condiciones en las que tuvieron que adaptarse.

 “La gente no tenía otro lugar a donde ir con sus hijos, esto era una invasión en la que no había ni una sola cuadra pavimentaba y luchábamos para conseguir luz y agua potable”, explicó la mujer.

Con el pasar de los años y con la ayuda de diferentes entidades lograron pavimentar algunas calles, se instalaron los postes de electricidad y empezaron a tener alcantarillado y acueducto, avances que los vecinos recibieron con agrado.

‘La cancha, un foco de inseguridad’

Erney Ureña Leal, líder comunal de ese sector, dijo que a la cancha de fútbol que les entregó la Alcaldía, en 2019, no le instalaron luminarias, por lo que en las noches el escenario queda a oscuras.

“La cancha es un foco de inseguridad, porque llegan habitantes de calle a consumir drogas en las graderías y nadie les dice nada. Las autoridades patrullan la zona, pero cuando los consumidores ven las patrullas cerca huyen, y luego regresan”, dijo Ureña.

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Un equipo periodístico de La Opinión estuvo durante un lapso de media hora en la cancha, ubicada en la avenida 11 con calle 4, donde evidenció la afluencia de esta población que llegó a consumir estupefacientes ante la mirada de los vecinos, por lo que los habitantes de esta zona evitan que los niños aprovechen este espacio para jugar.

El líder comunal explicó que ha gestionado un torneo de fútbol, con la intención de recuperar el escenario para los habitantes del barrio.

“Queremos recuperar ese espacio para que los niños, jóvenes y adultos estén allí sin el temor a los habitantes de calle. Lastimosamente los vecinos cercanos a la cancha ya se acostumbraron a que les roben cualquier elemento de valor que tengan en sus viviendas”, dijo.

Entre tanto, Óscar Montes, director del Instituto Municipal para la Recreación y Deportes (IMRD), dijo que se inició la gestión para que se instalen las luminarias en la cancha, por lo que está a la espera de la respuesta de parte del consorcio de Alumbrado Público.

Barrios hermanos

Este barrio de la Comuna 6 nació en 1987, cuando personas de escasos recursos provenientes de diferentes zonas de Cúcuta vieron la oportunidad de construir sus viviendas en un terreno ubicado junto a lo que actualmente son Chapinero, Rosal del Norte, Rafael Núñez y 8 de Diciembre.  La Alcaldía de Cúcuta le otorgó el estatus de barrio en 2014.

Esos cuatro sectores fueron parte importante de la historia del Divino Niño, pues antes de la construcción del acueducto, las familias se abastecían de agua en baldes desde Chapinero, mientras que la electricidad la conectaban desde Rosal del Norte.  

Deterioro en las vías

Algunos vecinos denunciaron que las calles de este barrio están abandonadas por la Secretaría de Infraestructura de Cúcuta, porque la mayoría están en mal estado.

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La calle 16 FN con avenida 11 es uno de los sectores que nunca ha sido pavimentado, por lo que los vecinos se acostumbraron a vivir en esa ‘trocha’.

Las basuras, un problema serio

El mal hábito de algunos vecinos de sacar las bolsas con basura y dejarlas tiradas en las esquinas es un problema que preocupa en Divino Niño, puesto que los malos olores afectan a adultos mayores y niños.

Hay zonas donde también abandonan escombros, tablas y otros elementos que quedan allí durante semanas, según dijo uno de los habitantes.

El emprendimiento de los Torres

Cecilia Torres y su esposo abrieron el 14 de abril de 2014, una tienda frente a la cancha del barrio. El negocio inició con $20 millones. Sin embargo, actualmente se convirtió en un supermercado, que cuenta con al menos cuatro empleados.

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