A las 9:30 a.m. se prendieron los rústicos fogones. Un plato de pasta y lentejas fue el desayuno de los 17 indígenas guahíbos instalados en la cancha de Sevilla.

Llegaron hace 15 días a acampar al escenario deportivo y se amañaron. Colgaron hamacas y extendieron sábanas en las graderías para construir sus cambuches.

Mientras las mujeres están pendientes de la comida, los hombres relatan el trajín que han tenido que pasar en los últimos días al no tener un techo donde pasar la noche.

“Nos vinimos de Arauca, porque en el resguardo en Fortul no hay comida, estuvimos unos años en Venezuela y ahora volvimos a nuestro país en busca de ayuda”, relata Benjamín Garavito Camón, uno de los líderes .

Garavito asegura que durante su estancia en la cancha ningún ente municipal los ha visitado. La Policía de Infancia y Adolescencia hizo presencia, pero no les dieron solución alguna.

“El gobierno se olvida de que existimos los indígenas y nos tienen a un lado”, explica Garavito. “La única salida que nos han dado es que nos devolvamos, pero ¿qué vamos a hacer donde no tenemos qué comer?”.

Aunque su presencia en la cancha ha suscitado solidaridad y disgustos entre los vecinos, los indígenas aseguran que no quieren incomodar ni causar problemas a la comunidad de Sevilla.

Algunas familias les colaboran con mercado y ropa, y otras, por el contrario, están uniéndose para exigirle a la Alcaldía que los reubique y les devuelva su parque, alegando que no pueden utilizar este escenario.

Ayer el Secretario de Gobierno, Oscar Gerardino, aseguró no saber nada del caso y dijo que llegará hasta Sevilla para conocer las condiciones en las que viven las 17 personas que se instalaron en el lugar incluyendo los 7 niños que fueron reportados.

*La Opinión