Cada vez son menos los espacios que tienen los niños para recrearse. Aunque las administraciones anteriores han invertido en mejoramiento de canchas de fútbol y parques biosaludables, se olvidaron de que los niños también deben tener espacios para divertirse. Balancines y columpios dañados y oxidados son la constante en más de un centenar de los cerca de 300 parques del municipio.
A la falta de inversión en la construcción de nuevos parques infantiles se suma la falta de mantenimiento.
La Opinión
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