Fueron muchos los años que pasaron vendiendo gasolina de contrabando en las calles. Las ganancias eran diarias y no tenían que compartirlas con nadie.

Sin embargo, hoy le apuestan a cambiar y aunque han sido muchos los inconvenientes y las veces que han pensado en renunciar como lo han hecho muchos siguen en pie, aunque no saben por cuanto tiempo.

Y es que dentro del proceso de reconversión laboral prometida por el Gobierno Nacional para los pimpineros de la región se propusieron asociaciones que los llevarán a la legalidad. 

Entre los proyectos se ideó uno de mecánica, y 45 de los cerca de 1.800 pimpineros se animaron a materializarla iniciativa.

Cumplieron toda la etapa de formación técnica y se abrieron estos centros de servicios. Y aunque se quejan de que aún no han alcanzado la sostenibilidad son positivos.

Son cuatro (uno en Ocaña, otro en Niña Ceci, Motilones y la Diagonal Santander) los puestos de talleres y venta de repuestos que son operados por expimpieneros. 

Harold Ramírez, asesor de la alcaldía y líder del proyecto, cuenta que ha sido un proceso desgastante, porque es muy difícil cambiar el concepto de negocio que ellos venían manejando.

Asegura que en todos los programas de reconversión que se vienen manejando continúan con al menos 60 por ciento de los interesados.

Y manifestó que el que se sostengan es ganancia, pues estos son modelos de negocios tradicionales en los que no van a tener dinero todos los días ni van a trabajar desde la casa, pero que sí son negocios comprobadamente rentables.