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Cúcuta
Trabajadoras sexuales se niegan a seguir en cuarentena
Se calcula que  unas 300 trabajadoras sexuales ofrecían sus servicios antes de la pandemia.
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Domingo, 31 de Mayo de 2020

*Gabriela tiene 20 años. Aunque su rostro mantiene una figura de niña, las condiciones sociales en Venezuela y su pronto embarazo la hicieron salir en busca de otra calidad de vida en Cúcuta.

La venezolana aseguró que arribó a la capital de Norte de Santander en febrero de 2019, en busca de un dinero que le había consignado un amigo desde Irlanda, por lo que le encomendó a un familiar que se lo reclamara mientras llegaba al punto de encuentro para continuar con las compras que tenía planeadas, sin embargo, todo tomó un giro inesperado.

“Yo vine a comprar unas cosas pero mandé a mi tío por la plata y cuando llegué él se desapareció y me quedé sin nada que hacer. Yo tenía unas amigas mías acá trabajando (en prostitución) entonces lo que hice fue hablar con ellas para empezar a trabajar y así me quedé”, dijo.

Sin duda, al percatarse de que fácilmente se ganaba entre $80.000 y $100.000 diarios, aprovechó para reunir dinero y poder enviarle a su familia para sostener a su primer hijo, que dejó al cuidado de su mamá.

En la primera temporada, Gabriela estuvo quince días en Cúcuta mientras reunió dinero y se devolvió a La Guaira, en cercanías de la capital de Venezuela, a estar de nuevo con su familia.

Sin embargo, la ambición de la plata fácil la hizo retornar a seguir trabajando en las calles de Cúcuta, sobre la avenida 7 y 8 del barrio El Callejón, una zona rodeada de prostitución, microtráfico y migrantes.

Los efectos de la pandemia

Aunque sigue siendo común ver algunas trabajadoras sexuales deambulando por las calles, ofreciendo sus servicios en medio de la cuarentena, la demanda ha disminuido en los últimos tres meses, por lo que la competencia es cada día más complicada.

Vea También: En Cúcuta, esta será la nueva media de Pico y Placa

Se calcula que en los alrededores del parque Mercedes Ábrego y la terminal de transporte unas 300 trabajadoras sexuales ofrecían sus servicios antes de la pandemia; hoy, unas 100 de ellas se atrevieron a desafiar el confinamiento obligatorio.

Aunque Gabriela regresó el sábado a Cúcuta, proveniente de Venezuela para volver a su “trabajo”, dijo que la situación no es tan buena como antes, pero sigue siendo una mejor opción que buscar alternativas en su país de origen.

Pasó de tener entre 4 y 5 clientes en el día a uno solo, por lo que las ganancias no son tan lucrativas.

No obstante, aseguró que entre su clientela, ya tiene un grupo de amigos que a menudo la invitan a diferentes sitios, por lo que se ahorra el costo de la habitación. Gabriela cobra entre $25.000 y $30.000 por servicio, aunque del mismo pago cubre el costo de la habitación que cuesta $5.000.

Los sueños de cambio

Aunque todo pareciera normal y que Gabriela disfrutara del dinero fácil, aseguró que entre sus planes está seguir vendiendo su cuerpo durante algún tiempo para reunir dinero y dejar de hacerlo, para iniciar un nuevo proyecto económico.

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