Son las 4 de la mañana, y cuando el sol ni siquiera ha asomado, don Alejandro de Jesús Peña Gil, de 93 años, ya está despierto tomando su tinto, esperando que empiecen las noticias en la televisión y que llegue el diario a su casa; mientras tanto, relee el ‘periódico de ayer’.

Una vez este llega a su casa, ubicada en Prados del Este, va directo a la editorial, sección que más le llama la atención, pues, según él, La Opinión cuenta con los mejores. Asimismo con el Q’hubo, donde busca la parte judicial pues dice que se cuenta en realidad cómo sucedieron los hechos.

Así pasa todos los días este venezolano a quien la vida y la grave situación en su país lo terminaron trayendo a Cúcuta hace 5 años. Aunque en otras ocasiones, ya había venido a la ciudad en ferrocarril por la vía Puerto Santander. 

Apasionado desde la cuna

Este zedeño, (Mérida, Venezuela) nacido el 4 de diciembre del 26, tiene toda una historia por contar.

Cuando apenas tenía 6 años y se criaba con leche de cabra, salía del colegio y se iba a colaborarle a Manuel Olivares, un hombre que trabajaba en la imprenta de Zea (Mérida), como ‘sopa perico’, un oficio que caracterizaba a aquellas personas que ayudaban a poner las letras en el papel en forma de cuadritos, parecido a lo que fue la máquina de escribir, en aquel entonces. Él vivía en todo ese cuento, era feliz estando allí.

Con el tiempo se enamoró de una de las hijas de Olivares, María Gil de Peña, con quien duró 56 años de casado y tuvo 4 hijos. Su luna de miel la disfrutó en Pamplona. Desafortunadamente, en 2012 partió a mejor vida.

Peña soñó con ser periodista, pero la vida lo llevó por otro sendero y lo hizo mecánico, profesión de la que se pensionó. Pero eso no lo detuvo para seguir con su pasión que era leer todos los días el periódico.

Las noticias que lo marcaron

Peña se enteró de muchas noticias por medio del diario. Una de las que más lo impactó fue el ocurrido el 13 de noviembre de 1985 en Armero, Tolima, cuando sucedió uno de los peores desastres naturales del país, luego de la erupción del Nevado del Ruíz que dejó más de 20 mil muertos.

“Esa noticia marcó mi vida. Ver esas imágenes fue terrible, muy duro. Yo me enteré de esa tragedia en el diario, había que ir leyendo para saber lo que había pasado, no se me olvida”, indicó Peña.

Mientras que otra más reciente, pero que también le tocó el alma fue la desaparición del diario de oposición en Venezuela, El Nacional, tras 75 años.

“Es un triste golpe al periodismo. La falta de papel arruinó el medio, pero ellos son unos guerreros y deberán seguir dando la batalla, como titularon en su última edición”, dijo Peña.

Lo que está escrito, escrito está, dice Peña. Por eso, cuando él quiere recordar una noticia que lo alegró, solo es cuestión de buscarla en su galería de periódicos y leerla; siente como si fuera la primera vez. 

Fanático del Cúcuta y Magallanes.

En varias ocasiones, Peña ya había venido a Cúcuta, ciudad en la que viven varios de sus hijos y nietos, motivo por el cual se fue convirtiendo poco a poco en un hincha más del doblemente glorioso Cúcuta Deportivo, mientras que en su país sigue a los Navegantes del Magallanes, de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.

Hoy en día, Peña es subscriptor de La Opinión desde hace 5 años cuando llegó a Cúcuta.Todos los días le llega su diario a la casa y lo seguirá leyendo por el resto de su vida y hasta que Dios se lo permita, como él mismo lo cuenta.

Por: Rito Julio Patiño/Q’hubo
rito.patino@laopinion.com.co