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Cultura
Cartas a mi padre, una obra nostálgica e histórica de Juan Fernando Cristo
Un libro en el que se hace un recuento de la situación política del país en los últimos 25 años.
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Deicy Sifontes
Deicy Sifontes
Viernes, 8 de Septiembre de 2023

Juan Fernando Cristo, exsenador y exministro cucuteño, llega hoy a la Fiesta del Libro de Cúcuta (fliC) para presentar su libro Cartas a mi padre. 


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Una obra que nació hace 25 años con una carta: una misiva que Juan Fernando Cristo, recién llegado de Grecia le escribió a su papá, el senador y médico Jorge Cristo Sahium, y que leyó en su funeral con el dolor y la indignación de no entender por qué el Ejército de Liberación Nacional (ELN) había declarado objetivo militar y asesinado a un demócrata. 

A las 5:00 de la tarde, en la tarima principal de la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, Cristo conversará con el gerente general de La Opinión, José Eustorgio Colmenares, sobre esta obra que se ha convertido en una catarsis que trata de apaciguar un gran dolor. 


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Previo al encuentro, hablamos con el político colombiano, quien cree en el perdón y la reconciliación y espera conocer algún día la verdad. 

¿Cuál fue la motivación para unir todas estas cartas y convertirlas en un libro?

La verdad es que desde 1998 comencé a escribir anualmente en el diario La Opinión una carta a mi padre, contándole un poco cómo había pasado el año en el país, en el departamento, en la familia; cuáles habían sido las noticias más importantes en esos ámbitos y digamos que año tras año fui adquiriendo esa disciplina de sentarme cada 6, 7 y 8 de agosto, a escribirle esa carta y obviamente gracias a la generosidad del diario  en publicarlas como columna.

El año pasado cuando fue el aniversario 25 de su muerte y que salió publicada la nueva columna, conversando con unos amigos en Bogotá que habían leído esa carta en las redes, les surgió la idea de que valdría la pena pensar en hacer un libro recopilando las columnas y de alguna manera contar quién era Jorge Cristo Sahium para los colombianos.

Y entonces allí surgió la idea. Me reuní con Juan David Correa que era en ese entonces el editor de Planeta, que ahora es el ministro de Cultura, y a él le pareció magnífica la idea. Él se leyó las columnas y así  empezamos a construir la idea del libro. 

Usted habla de la paz y la guerra, ¿cuál es en sí la finalidad del libro? 

Yo diría que son varias finalidades, no solo una.  Hay una muy personal y es hacer un homenaje a mi padre y de alguna manera, uno en estos procesos de duelo va cerrando ciclos. 

Un ciclo que cerré en su momento es cuando logramos sacar adelante la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, otro ciclo siempre pensando en él que fue mi mejor amigo, fue la firma del acuerdo de paz con las FARC y de alguna manera yo sentía que este libro era necesario para cerrar también otro ciclo muy muy personal con él. 

Y el segundo propósito una vez empecé a leer nuevamente las columnas era contar y mirar lo que pasó, pues es una historia muy fidedigna, porque no tiene ningún grado de oportunismo político de escribir hoy lo que uno supuestamente pensaba hace 25 años, porque a las columnas no se les cambió ni una letra y yo creo que es un relato que leído linealmente año tras año va dando una idea de las dificultades que ha tenido este país para consolidar la paz y de que los violentos no nos dejan en paz de alguna manera. 

¿Usted ha logrado perdonar a este grupo armado (ELN)?

Yo lo he dicho varias veces. Yo tengo el corazón sano, yo tengo el corazón cicatrizado, yo no guardo rencores, ni odios frente a quienes asesinaron a mi padre y produjeron tanto dolor en la familia y en tanta gente en Norte de Santander, pero siempre he dicho que el perdón sin verdad, es simplemente una palabra al viento.

O sea, uno puede decir ‘perdoné’, ‘no perdoné’ y contestar, digamos a veces lo políticamente correcto, pero el ELN no ha hecho el reconocimiento de su crimen. El ELN nunca nos ha contado la verdad sobre este asesinato, entonces yo le diría que yo tengo el corazón dispuesto para el perdón, pero todavía no he perdonado, porque no nos han contado la verdad.

Teniendo en cuenta que el ELN no ha contado la verdad, pero que actualmente adelanta diálogos con el gobierno de Gustavo Petro para lograr la paz, ¿cree usted que esto será posible?

Yo quiero ser optimista. Yo valoro el esfuerzo del gobierno del presidente Petro de buscar la paz con el ELN y me parece que las noticias recientes del cese al fuego bilateral, de la instalación del Comité Nacional de Participación, de la participación efectiva de esta sociedad civil en la construcción de una agenda de reformas para el país, son buenas noticias. 

Digamos que nunca se había llegado tan lejos en un proceso de paz, en una mesa de negociación con el ELN, pero falta muchísimo y yo lo que siento es que ese grupo no está todavía preparado para la paz, no veo que haya una decisión unificada de abandonar la violencia, de dejar las armas. Yo creo que hace falta un proceso interno dentro del ELN, ojalá lo tengan y ojalá se pueda llegar a la paz. 

Usted habla de su padre como su mejor amigo, ¿cómo lo recuerda hoy?  

Lo recuerdo de mi actividad política, lo recuerdo todos los días, en sus anécdotas, en sus cucutaneidad, la manera en como amaba su ciudad, su consultorio en el centro de Cúcuta, como disfrutaba ir a los barrios, su conversación con las bases liberales, en ese momento en sus caminatas en Villa del Rosario. Y lo recuerdo obviamente como una persona que cuando vine a Bogotá, se convirtió en mi confidente, en mi mejor amigo. 

Entonces digamos que el recuerdo está ahí permanente, muchas veces con nostalgia, otras veces con alegría, con sonrisas de sus cuentos, de sus historias, de sus anécdotas, pero yo siempre digo que uno nunca termina de lamentar la pérdida, sobre todo, por ejemplo cuando ve los hijos de uno que nos preguntan: ¿cómo era el abuelo?, entonces este libro es un recuerdo nostálgico. 

¿Cree usted que con este libro los colombianos puedan llegar a perdonar? 

Yo creo en el perdón y en la reconciliación, no creo en el odio y respeto mucho el dolor de todas las víctimas y respeto la manera en cómo cada víctima tramita su propio dolor. Yo nunca he entrado a juzgar a ningún dirigente público que ha sido víctima, ni a ninguna víctima en general.  Si esa víctima odia, si esa víctima pide cadena perpetua para los victimarios, si a esa víctima no le gusta que haya conversaciones de paz, yo respeto profundamente ese dolor y esa manera de tramitar el duelo.

En nuestro caso, en el mío personal y de la familia, nosotros tomamos otra decisión que yo creo que fue la más sana y que yo creo que  nos ha permitido construir nuestros proyectos de vida con una imagen bella desde mi padre, con una imagen que siempre ha estado presente: sin odio, sin ánimo de venganza. 

¿Cuál cree usted que sería la posición o la visión de su padre frente a la Colombia actual? 

Yo creo que en la medida en que uno va envejeciendo, se va volviendo más escéptico y yo creo que la estaría viendo con mucho pesimismo y también la región, no la estaría viendo de una buena manera.

Lo que está pasando hoy  en el departamento y en la ciudad y a nivel  nacional con el tema específico de la guerrilla y del conflicto,  yo estoy seguro que él estaría apoyando todos los esfuerzos del gobierno por dialogar y encontrar la paz. 

Asesinaron a un hombre que siempre  fue partidario del diálogo, luego yo creo que estaría apostándole a la paz seguramente con escepticismo, pero  apostándole. 

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Juan Fernando Cristo.
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