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Cultura
Jaime Llano González grabó más de 66 producciones discográficas
La vena artística que lo caracterizó desde muy temprano llevó al maestro a aprender a tocar el órgano de manera empírica.
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Lunes, 6 de Noviembre de 2017

El sonido del órgano del maestro Jaime Llano González quedó silente ayer, luego de darse a conocer la noticia de su fallecimiento. Sin embargo, su huella musical será imborrable en los corazones de los colombianos, quienes  seguirán escuchando al gran mago de las teclas.

Este lunes en la mañana, luego de casi seis décadas dedicadas a la música, la voz del compositor antioqueño de 85 años se apagó. En 2012, el maestro Llano había sido internado en la Fundación Santa Fe, en Bogotá, tras serle detectado un coágulo en el cerebro. Desde aquel año no reconocía a nadie, padecía Alzheimer.

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Llano González nació el 5 de julio de 1932 en Titiribí, Antioquia, estudió algunos semestres de medicina, pero el amor por la música fue más fuerte, así que se dedicó a aprender el lenguaje de las notas aplicadas a los instrumentos de las teclas.

Ese gusto lo manifestaba a través de sus composiciones y se lo hacía saber a todos a cada instante: “Cuando alguien quiera regalarme algo que en verdad me guste, puede darme un buen disco, porque la gran pasión de mi vida siempre ha sido mi familia y la música”, aseguraba.

La vena artística que lo caracterizó desde muy temprano llevó al maestro a aprender a tocar el órgano de manera empírica. “No estudié porque en ese entonces solo se enseñaba piano clásico en el conservatorio. Mi ilusión era tocar la música colombiana en un instrumento que sonaba muy bonito. Entonces, nunca tuve un profesor porque no había quien tocara música popular en piano u órgano”, explicó en su momento Llano González.

Fue una época difícil para él, seducido por ese instrumento, pero con la barrera de los puristas, quienes afirmaban que el piano y el órgano solo podían ser utilizados para interpretar piezas clásicas.

Pero lleno de ganas de hacer cosas diferentes, en ocasiones solo por el simple hecho de llevarle la contraria a los mayores, aprendió a tocar el órgano, adaptando la extensa partitura de la música colombiana a este instrumento musical.

Su amor y gusto por la música los tuvo desde niño. Fue una pasión que heredó y compartió con su madre, Magdalena González, una importante maestra de piano de Titiribí, donde enseñaba piezas clásicas a sus alumnos, mientras que a su pequeño Jaime le impartía clases de pasillos y valses. 

El tocar pasillos fue apenas el comienzo de esa fiel relación que duró toda la vida. “Cuando mi madre vio que dominaba este tipo de ritmos pasamos a los bambucos, que son más complicados, pero con un atractivo especial”.

Amor a primera vista

El amor por el órgano nació en una pequeña visita que hizo a Bogotá, a un almacén donde importaban instrumentos. Allí lo vio, lo escuchó y simplemente no volvió a dejar de pensar en él. A principios de la década del cincuenta, del siglo pasado, Jaime Llano empacó maletas y viajó rumbo a la capital para probar suerte en una ciudad donde la competencia entre profesionales del órgano era intensa.

En medio de su trabajo como vendedor en un almacén de electrodomésticos, cada tiempo libre lo dedicó a conocer el instrumento, por dentro y por fuera. 

Primera oportunidad

“No más sé tocar tres piezas”, le dijo Jaime Llano a su primer empleador como organista, en el bar La Cabaña, quien lo escuchó y lo contrató para que tocara los fines de semana.

Fue allí donde conoció a Julio Sánchez Venegas, director de La voz de Colombia, quien lo llevó a tocar a la emisora. De allí en adelante, las oportunidades empezaron a aparecer.

El maestro Llano González no llevaba el número exacto de discos grabados, decía que eran cerca de 66 o 68 producciones discográficas. “He sido afortunado porque las fábricas de discos me han apoyado siempre y el seguir haciendo sus conciertos y presentaciones”.

Mientras que la buena salud lo acompañó, seguía tocando horas y horas sin problema alguno el órgano que adquirió en 1945, el cual mantenía en la sala de su casa y que utilizaba para grabar sus discos y celebrar sus conciertos.

Al maestro le encantaba saber que era uno de los mayores representantes de la música colombiana, pero reconocía que la única manera de que dicha música no muriera, era a través de su difusión masiva.

Reacciones

El fallecimiento del maestro Jaime Llano González ha dejado un sabor amargo entre los amantes de la música colombiana, pues su talento lo llevó a ser considerado el mejor organista del país. Ante la muerte del “El organista de las manos de seda”, como también se le conocía, hubo ayer muchas reacciones.

El presidente de la República, Juan Manuel Santos, escribió en su cuenta de Twitter.escribió en su cuenta en Twitter.

Mientras que Luis Pérez Gutiérrez, gobernador de Antioquiea, expresó: “Tristeza profunda por la muerte del gran maestro de la música Jaime Llano González. Nacido en Titiribí, internacionalizó la música colombiana”.

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