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Cultura
Valero revivió historia de los acueductos de Pamplona
La historiadora inició la investigación en el año 2000 y acaba de publicar el libro ‘Pamplona de Indias, ciudad bendecida por el agua’.
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Roberto Ospino
Jueves, 22 de Marzo de 2018

La historiadora María Clara Valero, tras 18 años de investigaciones, publicó el libro: ‘Pamplona de Indias, ciudad bendecida por el agua’.

Se trata de un texto histórico que plasma la importancia del agua para la vida de los pamploneses a partir del siglo XVI.

El proyecto surgió como una preocupación al ver que el agua se está agotando, tanto en la Provincia como en el país.

El título se basa en documentos que reposan en el Museo Anzoátegui, en el Palacio Arzobispal de Pamplona, en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en la Academia de Historia de Norte de Santander.

Valero dijo que la aventura investigativa se inició en 2000, cuando encontró en el Archivo Notarial de Pamplona un manuscrito de 1610.

“En él se da cuenta de la construcción de un acueducto para el convento de las Clarisas. El agua se tomó de una corriente que pasa por el solar del antiguo hospital Santa Ana, que a partir de 1665, se llamó hospital San Juan de Dios”, aseguró.

La autora se dedicó a indagar sobre los primeros acueductos que proveían de agua a los pamploneses.

En los documentos históricos encontró los nombres y ubicó los sitios donde existieron las pilas públicas. Cada sistema estaba en un lugar estratégico.

“El primer acueducto se llamó Caja de Agua o Pila Pública y estuvo situado en las inmediaciones del Colegio Brighton, que antiguamente se llamó Orfanato de Brighton”.

Allí, las aguas descendían por gravedad y eran recogidas por una acequia de piedra que iba por la actual calle 6 y que surtía la pila de la plaza principal, hoy parque Águeda Gallardo.

La historiadora encontró que desde la Colonia funcionaron nueve pilas públicas, entre ellas El Guamo, La Chorrera o San Agustín, Oruña, El Rengue y San Francisco.

Esta última es del siglo XVI y estaba localizada entre las escaleras para subir a la Loma de la Cruz y la urbanización San Fermín. 

Valero, dijo que la búsqueda de evidencias físicas fue orientada por Saturnino Rivera (fallecido), quien trabajó 50 años en Empopamplona y en su labor diaria encontró los rastros de las acequias construidas durante la Colonia y que están cubiertas por el pavimento, como también el lugar donde estuvieron los tanques donde se recogía el agua para los habitantes.

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