En los últimos años, los palmicultores se han propuesto mitigar los gases contaminantes generados en sus procesos para la elaboración del aceite.
Los subproductos como la tusa y la fibra de raquis, que años atrás se desperdiciaban en las plantas extractoras, ahora se han transformado para ser productivos a la empresa y al mismo tiempo facilitar la eliminación de los gases.
En Colombia, esta palmicultura sostenible ha hecho que la actividad se diferencie de otros países.
Sin embargo, muchos empresarios del sector desconocen que a través de estos procesos se puede generar energía limpia para autoabastecer las plantas, incluso, venderla.
Durante el Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite 2019, Jaime Valencia, líder de valor agregado de Fedepalma, presentó la oportunidad económica que ofrecen los bonos de carbono.
Valencia señaló que al quemarse la totalidad de los subproductos se genera vapor y energía favorable para el desarrollo rural.
En qué consiste
El certificado de reducción de emisiones (CRE) o bono de carbono equivale a una tonelada de emisiones reducidas, por la que las empresas pueden obtener un ingreso adicional.
“Si usted hace una mitigación, ya sea quemando sus desperdicios o generando energía eléctrica con esos gases, por cada tonelada puede tener un certificado de carbono”, dijo.
La mayor satisfacción de esta estrategia, según Valencia, es cumplir con la responsabilidad de utilizar los elementos que hay alrededor para beneficio de todos, entregando algo mejor a las generaciones futuras.
Los líquidos y la materia orgánica que se descomponen permiten la generación del biogás con el que se puede mover un motor que produce la energía necesaria para la planta.
En el caso de la palma, esta energía renovable no proviene de una fuente convencional como el agua, sino de los afluentes.
“No es tampoco energía hecha de petróleo, ni de diésel”, agregó.
Adicionalmente, en Colombia, con la Ley 1715, el Gobierno favorece con beneficios tributarios a quienes usen las fuentes no convencionales para generar energía.
*Invitada por Fedepalma
Datos importantes
Una planta de beneficio de 30 toneladas por hora puede llegar a recibir más de un millón de pesos en un día por la mitigación del metano.
Algunas industrias que adoptan este modelo son la de cerámicas, la de papel y la de telares, las cuales utilizan los materiales que podrían contaminar para convertirlos en vapor.
Por cada racimo procesado se reciben ingresos de $6.203.
¿Cómo empezar?
1) Lo más importante de este proceso es que la empresa esté interesada en formar parte de la generación de energía renovable, para que no sea solo mitigación, sino aprovechamiento interno del negocio.
2) El siguiente paso es manifestarle a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la intención de obtener el certificado.
En este proceso, la Federación Nacional de Palmicultores (Fedepalma) brinda apoyo y acompañamiento.
3) Finalmente, el organismo presenta las condiciones y una vez cumplidas por las empresas se facilita el certificado por tonelada que hoy día en Colombia tiene un valor de $13.200.
El certificado amparado por la ONU también puede usarse para pagar el impuesto al carbono y se reconoce cerca de $16.000 por tonelada.
“Usted lo mercadea a $13.200 para que otros lo usen para pagar su afectación del medio ambiente cuando ellos han generado CO2 o gases contaminantes”, explicó Valencia.
Según el experto, las empresas de aeronáutica, de comercialización de combustible, o de distribución de paquetes y productos que trabajan con muchos camiones y equipos tienen que pagar estos impuestos.
Actualmente seis empresas colombianas están reclamando dinero por su contribución a la mitigación de gases contaminantes.
Por su buen resultado, otras siete plantas del país están interesadas y tramitando su inscripción en un proyecto con la ONU.
