En Norte de Santander, dos de cada diez habitantes pasan privaciones en salud, educación, empleo, entre otras condiciones de vida, según el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) presentado ayer por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
El departamento pasó de una cifra de 24,7%, en 2021; a 18,5%, en 2022, lo que implica una disminución de 6,2%. Así ocupó el puesto 16 en el listado de los 33 territorios.
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Por regiones, la Oriental, de la cual hace parte Norte de Santander, presentó un índice de 10,7%, con una reducción de 3%, respecto a 2021 (13,7%). Y por sexo del jefe de hogar, Norte de Santander registró una tasa de 17,6% en hombres y 19,8% en mujeres, por lo que es la población femenina la que sufre mayor pobreza.
Según la directora del DANE, Piedad Urdinola, gran parte de esa reducción en el departamento está asociada al mejoramiento en indicadores como inasistencia escolar, aseguramiento en salud y los cuidados en la primera infancia.
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El informe detalló, en cuanto a privaciones, que el analfabetismo pasó de 9,7% a 8,7% de 2021 a 2022; el bajo logro educativo, de 48,0% a 47,9%; el desempleo de larga duración se mantuvo en 9,3%; la inasistencia escolar descendió a 5,4%, luego de estar 6,6%; y las barreras a servicios para cuidado de la primera infancia pasaron de 10,0% a 8,6% en su indicador.
El rezago escolar bajó de 28,2% a 27,8% y la cifra de personas sin aseguramiento en salud se redujo de 22,7% a 16,9%. El trabajo infantil pasó de 2,9% a 1,8% y la informalidad laboral prácticamente se mantuvo con un muy leve aumento, pues de 86,6% a 86,7%.
Región Oriente
Las privaciones medidas en el informe resultaron, para la región Oriental, en que el analfabetismo pasó de 6,5% a 6,2% entre 2021 y 2022; en 2018, esta variable estaba en 7,5%. El bajo logro educativo descendió de 43,3% a 43,1%; hace cinco años se ubicaba en 49,7%.
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En cuanto a barreras de los servicios para el cuidado de la primera infancia, el índice pasó de 7,2% a 7,1%; y en barreras de acceso a servicios de salud, de 2,2% a 1,9%. El desempleo de larga duración pasó de 13,3% a 13,2% y el trabajo infantil se redujo de 1,4% a 1,2%, hace cinco años era de 1,8%.
Además, la informalidad en la región descendió de 74,5% a 74,2%; mientras que el número de personas sin aseguramiento en salud bajó de 12,1% a 9,0%. El rezago escolar pasó de 24,9% a 25,0% y la inasistencia escolar se redujo de 6,7% a 2,7%.
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