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Economía
Sector de la arcilla se reinventa con nuevos productos
La arcilla es uno de los productos con más fuerza en la economía regional.
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Daniel Villán Bustamante
Sábado, 23 de Marzo de 2019

“Norte de Santander tiene una de las mejores arcillas del mundo”. Esta frase se ha difundido históricamente en la región e impulsó a que el sector se convirtiera en uno de los más representativos de la economía del departamento.

Sin embargo, 2018 no fue un buen año para los empresarios de la arcilla y sus derivados, a pesar de que lograron aumentar su producción un 30%, pasando de 188.433 toneladas de arcillas cerámicas y misceláneas en 2017, a 245.112 toneladas en 2018, según los reportes entregados por la Agencia Nacional de Minería (ANM).

Jairo Yañez, presidente de la Asociación de Industriales de la Arcilla (Induarcilla), señaló que desde el 2008 el sector ha dejado de ser un generador de empleo, los fletes de transporte hacia el interior del país y los puertos están consumiendo la ganancia de los productos. Además, el precio del carbón se ha incrementado casi un 50% desde 2017 hasta la fecha.

“Debido a la demanda internacional de carbón y coque, el precio del mineral, que es uno de los principales insumos para la producción de cerámicas y materiales de construcción con base de arcilla, está alcanzando montos que afectan la rentabilidad del sector, especialmente en las pequeñas empresas”, explicó Yañez.

Según los registros de Induarcilla, en la región hay 103 empresas que trabajan productos con base de arcilla, de las cuales solo 73 son formales y hay siete industrias grandes, 30 medianas y 36 pequeñas.

En el informe de exportaciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) de 2018, en el indicador referente a cerámicas, arcillas y piedra, Norte de Santander disminuyó sus ganancias en un 16%.

Según el reporte, en 2017 las exportaciones de estos materiales alcanzaron los 4,5 millones de dólares, mientras que el año pasado el monto fue de 3,8 millones de dólares. Los destinos hacia donde más bajaron los envíos fueron los principales compradores del producto regional, Ecuador (24%), República Dominicana (31%), Panamá (6%) y Venezuela (46%).

En contraposición, se incrementaron las exportaciones hacia destinos no tan fuertes como Costa Rica (8%), Estados Unidos (86%), Puerto Rico (143%), Guatemala (71%) y Honduras (50 %). Además, de que se abrieron las puertas de mercados como Perú, Vietnam, Haití, México y Aruba.

Los resultados del 2018 evidencian que el sector necesita reinventarse este año para mejorar su productividad y rentabilidad. Esa es la gran apuesta de Induarcilla y el primer paso para lograr este objetivo se cumplirá del 3 al 5 de abril con el primer Encuentro de la Arcilla, la Cerámica y la Construcción (EIAC), que se llevará a cabo en la ciudad.

Yañez destacó que las ponencias del encuentro gremial definirán un plan de trabajo para los empresarios participantes, que se revisará cada dos años y contará con metas a corto y mediano plazo para cada una de las empresas.

El empresario explicó que temas como la infraestructura para la salida de los productos, la capacitación laboral que brindan las universidades locales, el gasoducto, la atracción de inversión extranjera y la innovación de productos con base de arcilla, serán parte de la agenda en el encuentro.

Desde el gremio esperan la asistencia de 350 personas, entre empresarios, constructores, estudiantes, emprendedores, investigadores y funcionarios de las administraciones estatales. Además, el evento contará con la participación de ponentes de Costa Rica, España, Brasil e Italia.

¿Y la contaminación?

Grandes ciudades como Bogotá, Medellín y Cali tienen problemas por la calidad del aire. Según un reporte del 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de siete millones de personas mueren al año por la mala calidad del aire y más de tres millones tuvieron muertes prematuras por causa de la contaminación.

Corponor, en un informe de enero pasado sobre la calidad del aire, reveló que de las tres estaciones de monitoreo, dos obtuvieron la clasificación “Buena” (Hotel Cínera y Colegio Eustorgio Colmenares Baptista) en el índice de la calidad del aire. Mientras que la estación Comando Policía Atalaya-Comuneros tuvo la clasificación “Aceptable”. Estas mediciones evidencian que el aire de la ciudad no es dañino para la salud.

Para que los tejares de la región no produzcan hollín, sino humo blanco no contaminante, tienen que cambiar los hornos.

Esta renovación costaría aproximadamente $4.000 millones por horno y el promedio de las empresas es de tres a cuatro. Una inversión de $16.000 millones es difícil de hacer para las pequeñas y medianas ladrilleras del departamento, por eso tecnologías que rondan los $200 y $300 millones y mejoran el proceso de combustión de la arcilla y sus índices de contaminación, son la mejor opción para el sector.

Cosméticos creados de la tierra

Antes de salir al mercado se hicieron pruebas de la mascarilla en 20 voluntarias.

La diversificación de la arcilla ya inició. Este es el caso de Tejar San Gerardo y Cleaning Skin, mascarilla para la piel que tomó como referencia a tres de los mejores cosméticos del mundo provenientes de España, Israel y Corea.

Desde el 2008, la empresa y su gerente técnico, Sergio Colmenares, empezaron a buscar una solución para diversificar su mercado y darle un valor agregado a la arcilla. Es así como en el 2012 nació la idea de crear cosméticos y empezaron a trabajar con un grupo compuesto de profesionales de diferentes áreas en la materialización de la crema.

En el 2013 entraron en la convocatoria “Locomotora de la Innovación para Empresas” de Colciencias y lograron recursos por $200 millones que, junto a los $50 millones de inversión de la empresa, empezaron a darle forma al proyecto.

Entre el físico de la Universidad Francisco de Paula Santander (Ufps), Gabriel Peña, el ingeniero químico Jaime Martínez, la química farmaceuta Marcela Pabón y el ingeniero industrial Alejandro Bonilla, crearon Cleaning Skin.

La mascarilla Cleaning Skin fue una consecuencia del mal momento del sector.

“En el 2014 hicimos el análisis de la materia prima para ver sus posibles usos, y encontramos que tenía 15, desde la industria petroquímica hasta la sanitaria. Nos decidimos por la línea cosmética por el valor agregado, pues en este producto ganamos 100 veces más por el gramo de arcilla que con las cerámicas”, explicó Colmenares.

El líder del proyecto resaltó que la mayor ventaja de la mascarilla es que no depende de puertos o carreteras para su internacionalización, porque su flete de envío se paga con su valor de mercado.

Un laboratorio en Bogotá hace la maquila de la mascarilla, porque para la creación de productos cosméticos se requieren permisos del Invima, con los que no cuenta ningún laboratorio en Cúcuta.

“Como referencia compramos cremas similares de las marcas Germaine de Capuccini, Dead Sea Minerals y Korea Minerals, y realizamos una prueba con 20 voluntarias entre 14 y 24 años que probaron los cuatro productos al mismo tiempo”.

Las pruebas hicieron que los empresarios identificaran las condiciones ideales de la crema, recibiendo muy buenas referencias de las voluntarias e impulsando que a finales del 2014 el producto saliera al mercado.

El único problema fue que se quedaron sin recursos para la comercialización del producto y por eso recurrieron al programa Aldea de iNNpulsa Colombia que le dio el apoyo para impulsar su venta. “Al año comercializamos 500 unidades y estos productos con valor agregado generan mayor rentabilidad”.

El cambio en el mercado llega en un momento en que la arcilla está quedando rezagada en la construcción por causa del músculo financiero.

“En Cúcuta se deberían adoquinar calles con arcilla para que nos apropiemos de nuestros recursos y nos mostremos como una referencia nacional para el sector”, añadió Colmenares.

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