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Economía
‘Trump ya dijo lo que quiere, falta que México también lo haga’
Ahora todos esperan las acciones que comenzará a ejecutar el presidente de Estados Unidos.
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Sábado, 21 de Enero de 2017

En guerra contra las deslocalizaciones, Donald Trump amenaza con represalias comerciales a México, China y empresas multinacionales, pero deberá tomar una vía legal estrecha para pasar al acto y expondrá a Estados Unidos a castigos.

Elegido con la promesa de llevar de nuevo puestos de trabajo a Estados Unidos, ha asegurado que las empresas que produzcan en México serán gravadas con un “gran impuesto fronterizo”. Las empresas del sector automotriz han sido las primeras señaladas por el mandatario y esto ha generado movimientos desde marcas como BMW  de Alemania  y Toyota de Japón, quienes han defendido su derecho a tener sus fábricas donde a ellos mejor les parezca y además recibieron el apoyo de sus Gobiernos.

Otras como Chrysler-Fiat, Chevrolet y Ford se han mostrado dispuestas a atender las solicitudes de Trump y ya paralizaron algunas de las inversiones que tenían previstas en México.

Mientras se confirma si las amenazas se convertirán en realidad, el Manco Mundial (BM) alertó sobre el impacto que la persistente incertidumbre sobre la política económica del gobierno de Estados Unidos podrá tener en el crecimiento global, y por eso redujo sus previsiones para este año.

En esta misma línea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que si las propuestas proteccionistas de comercio de Trump dan pie a una guerra comercial, eso podría ser “bastante destructivo” para la economía mundial.

A esto se suma la polémica iniciativa que promueve el mandatario de construir un muro en la frontera con México, que además, según sus palabras, será pagado por el país hispano  a través de impuestos.

¿Qué debe hacer México?

“Una cosa es que Ford decida no ir a San Luis Potosí e irse a Estados Unidos, estamos hablando de mil millones de dólares. Pero Ford tiene una inversión mucho mayor que eso en México. ¿Qué va hacer, desmantelar aquello y se va a regresar? Creo que México debería trazar una estrategia conjunta con las empresas. Además, no solo estamos hablando de Ford o de General Motors sino de empresas japonesas y alemanas. Lo que está faltando es una estrategia fuerte de México en vez de centrarlo todo en la negociación con Donald Trump. Trump ya dijo lo que quiere, ahora hace falta que México diga lo que quiere”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Frente a las consecuencias de la estrategia del millonario pasado a presidente, Bárcena recordó que casi todos los países de Latinoamérica apostaron por el libre comercio y ahora está en cuestión su futuro y el de los acuerdos de libre comercio, fundamentalmente con Estados Unidos. “La pregunta que está en el aire es: si Estados Unidos decide no participar activamente en el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica) o en otros acuerdos, ¿serán otros países como China los que tomen ese papel?”, reparó la vocera de la Cepal.

¿Puede Trump cumplir sus amenazas?
    
Según el artículo 1 de la Constitución, el Congreso estadounidense es el que está a cargo de “recaudar y colectar” los derechos aduaneros y de “regir el comercio con las naciones extranjeras”.

La ley fundamental le confiere al presidente estadounidense y a su administración la carga de negociar los “tratados” internacionales, bajo reserva de que sean aprobados por el Congreso.

En el curso del siglo XX, sin embargo, el Congreso estadounidense extendió considerablemente el campo de acción del inquilino de la Casa Blanca en materia comercial.

“Las leyes estadounidenses le dan actualmente al presidente un control inmenso para restringir los intercambios comerciales”, explicó Gary Hufbauer, exresponsable de las cuestiones comerciales en el Tesoro de Estados Unidos.

 Votada en 1917, la “Ley de Comercio con el Enemigo” le permite al presidente poner fin a las importaciones de un país “en tiempos de guerra o períodos de urgencia nacional”, un término bastante ambiguo que da lugar a interpretaciones de todo tipo.

Otras represalias son más fácilmente justificables. La “Ley de Comercio” de 1974 permite así al ejecutivo imponer derechos aduaneros a un país si sus prácticas son “irrazonables”, o suspender un acuerdo comercial si representa una “carga” económica para Estados Unidos.

Blanco privilegiado de Trump, el tratado TLCAN que une a Estados Unidos con México y Canadá podría verse afectado.

Esta misma ley permite también que la administración imponga una sobrecarga de “15%” sobre las importaciones durante un período máximo de 150 días para permitirle a Estados Unidos corregir “un desequilibrio de balanza de pagos” con sus socios comerciales.

El déficit comercial crónico de Estados Unidos con China podría convertirse en el argumento soñado de Trump.

Legalmente posibles, cualquiera de estas decisiones será arriesgada económica y políticamente. “Ello provocaría un ciclo de represalias que los Estados completarían sin dudas iniciando acciones ante la Organización Mundial del Comercio”, aseguró Clif Burns, abogado especializado en comercio en el estudio Bryan Cave de Washington.

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