La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Economía
Una ingeniera cucuteña, en el corazón del cacao
Erika Belén Sánchez Ríos ha logrado vincular el proceso productivo del chocolate artesanal desde su origen.
Image
Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Martes, 11 de Septiembre de 2018

De una de las ‘alas’ del antiguo hospital San Juan de Dios expelía un fuerte olor a chocolate. Los niños merodeaban el sitio cuidadosamente decorado. Allí sobre un mesón de mármol Juan Diego Vergel mezclaba con una espátula una masa oscura que poco a poco se derretía ante la mirada de los asistentes. Miguel Ángel, su otro hermano, preparaba al mismo tiempo una manga y especie de cubetas para verter esa mezcla extraída, después de un largo proceso, de las mazorcas del cacao.

‘Jugaban’ a hacer bombones  con  rellenos de un toque explosivo con sabor a maracuyá, mora, café y licor, durante la Fiesta del Libro que llegó a su 14 versión. Era la primera vez que saltaban de la virtual red @somoscacao.com a  un espacio real. Escogieron la biblioteca pública Julio Pérez Ferrero porque  también está llena de historia. Allí les gustaría continuar existiendo para  formalizar talleres e irrigar conocimiento a los interesados.

La empresa familiar inició de una simple emoción por la investigación. Por esa inquietud de viajar al fondo de las cosas la ingeniera civil Erika Belén Sánchez Ríos se embarcó en ese proyecto que a la vuelta de hace tres años ‘apareció’ al frente suyo una finca con un sembradío de tres hectáreas de cacao.

(Bombones rellenos de maracuyá fueron preparados para que cataran.)

Compartió ese terreno con un amigo y desde hace menos de un año concretó “la fábrica de chocolate” con sus hijos.

En el portal aclaran que son “una empresa integral que ha logrado vincular el proceso productivo del chocolate artesanal desde su origen fundamental: el cultivo de cacao”.

Que se extrae de la finca El Provenir, vía al municipio El Zulia, enquistada en la falda del cerro El Espartillo, recordado por la tragedia del Boeing HK-1716 de Avianca.

Allí se cultiva  la materia prima cuidando cada detalle para garantizar un grano premium de fino aroma y sabor.

La ingeniera es amante de la naturaleza y ha querido ‘sembrar’ marca de ciudad. Por eso se comprometió con la construcción del Puente de Guadua, referente de actos culturales y también de la construcción del colegio Face, que está en medio de la naturaleza, en la vía que conduce al corregimiento El Pórtico.

(Quitar la cáscara es uno de los tantos procesos a que es sometido el cacao.)

Y en esa búsqueda de historia, de expertos en el tema,  empezó a recorrer fincas por Chinácota y la recta Corozal. Aprendió de prototipos, de clones, a distinguir la mazorca originaria. Y al recopilar literatura del cacao descubrió que Cúcuta fue una ciudad pujante con salidas a Europa y Estados Unidos a través de la vecina Venezuela “cuando no existía frontera entre los países”.

Y tocó puertas en la Federación y logró que le entregaran 750 plantas que cultivó en  la finca La Paz, vía a la recta Corozal, pero fue la época de sequía y escaseaba la sombra por lo que solo lograron sobrevivir 100 matas. También le jugó la mala pasada la inexperiencia. Pero ahí fue aprendiendo el oficio. 

Por eso se trasladó a la finca El Porvenir, zona por excelencia cacaotera, donde descubrió plantas originales.

Buscó expertos de la Universidad de Mérida, Venezuela, para hacer cortes, análisis del grano, caracterizaciones de la planta, en fin se metió en el corazón del cacao. Los ingenieros químico y agrónomo vienen periódicamente a hacerle seguimiento  a ese grano que se cosecha, se fermenta, se seca, se ensaca, se transporta, se descascarilla, se tritura, se refina y se atempera  antes de llegar a la boca del comprador final.

La ingeniera Sánchez Ríos se ha empecinado en capacitar a los campesinos que rodean su finca para darle más identidad a esta zona y tratar de devolverle su valor como en un otrora. Considera, según lo han comprobado expertos, que es un grano original, tipo exportación, ideal para fabricar los mejores chocolates del mundo, sin mezcla de ningún ingrediente que le pueda alterar la calidad o el sabor. 

Y por eso alista maletas para viajar a Francia a la feria de chocolates y presentar en todas sus versiones el extraído de la finca El Porvenir, ese mismo que llevó procesado a la Fiesta del Libro donde sus hijos llenaron cubetas con rellenos de frutas y envolvía con su olor  esa ‘ala’ del antiguo hospital San Juan de Dios.

Temas del Día