Miércoles, 19 de Septiembre de 2012
Transcurrieron 25 años del movimiento socio-político más importante de finales del siglo pasado, y la efeméride, prácticamente pasó desapercibida en la ciudad.
La ola de asesinatos, secuestros, amenazas y desplazamientos forzosos, que desató el movimiento popular, impiden que , se conmemore , o por lo menos, que se recuerde.
Sin embargo, no se pueden desconocer los efectos positivos, la mayoría, consignados en el acta de compromiso que se firmó entre los organizadores y los entonces gobernador y alcalde, de Norte de Santander y el municipio de Ocaña, Eduardo Assaf Elcure y Rafael Salas Heinz, respectivamente.
La electrificación rural de los municipios de la antigua provincia de Ocaña; la interconexión eléctrica nacional, que pasó de un obsoleto sistema de energía termo- eléctrica , que venía de Tibú, con apenas 115 kilovoltios, a más de 250 kilovoltios; la ampliación , modernización y dotación de la planta física del Hospital Regional Emiro Quintero Cañizares; la ampliación y mejoramiento de las plantas de tratamiento de los acueductos de los ríos Algodonal y El Tejo, además de la optimización de los sistemas de conducción; la construcción del centro de acopio, figuran como los logros más importante alcanzados por los promotores del paro.
Los dirigentes cívicos y sindicales que estuvieron al frente del movimiento, fueron señalados de apoyar a la guerrilla, la que supuestamente era la promotora de las marchas campesinas.
La extrema derecha, en la que se señaló a la Sao, Sociedad de Amigos de Ocaña, conformada por importantes políticos y comerciantes locales, al parecer, inició una serie de retaliaciones, que terminó con el asesinato del dirigente del magisterio Hernando de Jesús Sanguino .
El grupo subversivo Eln, por su parte, la emprendió contra los presuntos ideólogos de la SAO, perpetrando una serie de asesinatos, en la que cayeron el representante a la Cámara, Álvaro Árevalo Ferrero y los comerciantes Rito y Pedro Fuentes Morantes.
La situación de orden público en la ciudad y los municipios vecinos, se complicó de manera dramática. Mientras la guerrilla incrementaba sus “Ajusticiamientos”, secuestros y extorsiones, la extrema derecha respondía con amenazas a los sindicalistas, en su mayoría profesores, que se vieron obligados a pedir traslados a otras ciudades.
Algunos agentes del B-2, del Ejército Nacional, y del F-2, de la Policía, fueron responsabilizados de seguimientos y presiones.
Volviendo al controvertido paro del nororiente, como pocas veces ocurrió, entre el 7 y 13 de junio de 1987, el entonces Parque 29 de Mayo, se vio colmado de millares de campesinos que provenían de casi todos los municipios de la antigua provincia de Ocaña.
La historia deberá reconocer la prudencia, madurez y sapiencia del gobernador Eduardo Assaf Elcure y el alcalde Rafael Salas Heinz. La forma como asumieron las negociaciones, evitó una tragedia de grandes proporciones.
Pese a que muchos se abstienen de referirse al paro del nororiente, en buena hora, cuando el gobierno nacional intenta una reconciliación con la insurgencia, que conduzca a la anhelada y clamada paz, dos estudiantes de comunicación social de la UFPSO, como trabajo de grado, están interesadas en tratar el importante y espinoso tema, a través de una serie radial.
Para las avezadas jovencitas, ánimo y éxitos la historia, por dolorosa y riesgosa, hay que contarla, para no repetirla.
La ola de asesinatos, secuestros, amenazas y desplazamientos forzosos, que desató el movimiento popular, impiden que , se conmemore , o por lo menos, que se recuerde.
Sin embargo, no se pueden desconocer los efectos positivos, la mayoría, consignados en el acta de compromiso que se firmó entre los organizadores y los entonces gobernador y alcalde, de Norte de Santander y el municipio de Ocaña, Eduardo Assaf Elcure y Rafael Salas Heinz, respectivamente.
La electrificación rural de los municipios de la antigua provincia de Ocaña; la interconexión eléctrica nacional, que pasó de un obsoleto sistema de energía termo- eléctrica , que venía de Tibú, con apenas 115 kilovoltios, a más de 250 kilovoltios; la ampliación , modernización y dotación de la planta física del Hospital Regional Emiro Quintero Cañizares; la ampliación y mejoramiento de las plantas de tratamiento de los acueductos de los ríos Algodonal y El Tejo, además de la optimización de los sistemas de conducción; la construcción del centro de acopio, figuran como los logros más importante alcanzados por los promotores del paro.
Los dirigentes cívicos y sindicales que estuvieron al frente del movimiento, fueron señalados de apoyar a la guerrilla, la que supuestamente era la promotora de las marchas campesinas.
La extrema derecha, en la que se señaló a la Sao, Sociedad de Amigos de Ocaña, conformada por importantes políticos y comerciantes locales, al parecer, inició una serie de retaliaciones, que terminó con el asesinato del dirigente del magisterio Hernando de Jesús Sanguino .
El grupo subversivo Eln, por su parte, la emprendió contra los presuntos ideólogos de la SAO, perpetrando una serie de asesinatos, en la que cayeron el representante a la Cámara, Álvaro Árevalo Ferrero y los comerciantes Rito y Pedro Fuentes Morantes.
La situación de orden público en la ciudad y los municipios vecinos, se complicó de manera dramática. Mientras la guerrilla incrementaba sus “Ajusticiamientos”, secuestros y extorsiones, la extrema derecha respondía con amenazas a los sindicalistas, en su mayoría profesores, que se vieron obligados a pedir traslados a otras ciudades.
Algunos agentes del B-2, del Ejército Nacional, y del F-2, de la Policía, fueron responsabilizados de seguimientos y presiones.
Volviendo al controvertido paro del nororiente, como pocas veces ocurrió, entre el 7 y 13 de junio de 1987, el entonces Parque 29 de Mayo, se vio colmado de millares de campesinos que provenían de casi todos los municipios de la antigua provincia de Ocaña.
La historia deberá reconocer la prudencia, madurez y sapiencia del gobernador Eduardo Assaf Elcure y el alcalde Rafael Salas Heinz. La forma como asumieron las negociaciones, evitó una tragedia de grandes proporciones.
Pese a que muchos se abstienen de referirse al paro del nororiente, en buena hora, cuando el gobierno nacional intenta una reconciliación con la insurgencia, que conduzca a la anhelada y clamada paz, dos estudiantes de comunicación social de la UFPSO, como trabajo de grado, están interesadas en tratar el importante y espinoso tema, a través de una serie radial.
Para las avezadas jovencitas, ánimo y éxitos la historia, por dolorosa y riesgosa, hay que contarla, para no repetirla.