Ojalá la Fundación Amigos del Cúcuta sirva para motivar otras organizaciones similares para luchar por la conquista de objetivos comunes y que tanto le hacen falta a la ciudad.

Ver al técnico Jorge Luis Pinto que llevó en 2006 al equipo a la gloria, conquistando la primera estrella, presidiendo ese grupo del que hacen parte connotados hombres del fútbol como Hugo Horacio Lóndero y Germán ‘Burrito’ González, es prenda de garantía.

En la ciudad ojalá se hicieran organizaciones como estas para impulsar asuntos tan importantes como obras eternamente esperadas o desarrollos lentamente proyectados, de los cuales se habla de vez en cuando, pero que vuelven a dormir en los anaqueles.

Resulta llamativo para un retorno seguro y contundente del  fútbol profesional a la capital de Norte de Santander, el apoyo de la organización sin ánimo de lucro al agente liquidador del Cúcuta Deportivo, Arturo Acosta Villaveces, para que se puedan ir superando las dificultades y cumplir los compromisos pendientes.

Fuera bueno organizar o rescatar y organizar una fuerte  organización cucuteña que ante el Gobierno Nacional actuara como veedora y sirviera a su vez de moscardón para ir haciendo notar si hay desvíos en el camino que se determine para que esta importante capital fronteriza empiece a superar las dificultades que la aquejan desde mucho antes de la pandemia del coronavirus.

En el frente futbolístico, es atractivo el llamado y la meta inicialmente propuesta de que ojalá en unos seis meses se puedan haber ya concretado y reunido a entre 2.000 y 3.000 socios, que para afiliarse a la  fundación deberán hacer un aporte de cinco millones de pesos.

Como esto debe tener pueblo, pues la afición cucuteña ya contestó y empezó a decir que respaldan la estrategia de construir desde las bases una nueva institución futbolística que cuente con las respectivas canteras para nutrirse se jugadores de la región. Ojalá alguien les copiara esta idea, sin ánimo de plagio, pero sí para extender ese nombre tan motivador de ‘Amigos del Cúcuta’ para desde esa tribuna crear una real estrategia para que la capital de Norte de Santander exponga sus proyectos y salga incluso a buscar los recursos de apoyo en el exterior, sin esperar que Bogotá conteste, porque a veces para nosotros las líneas están ocupadas o hay urgencias en otras partes del país. 

Recordando aquella época de gloria con la primera estrella y luego la extraordinaria participación en la Copa Libertadores en que la ciudad prácticamente  se desvivía por el Cúcuta Deportivo, sería bueno canalizar todas esas energías y posibilidades de unidad hacia el impulso y concreción de otros proyectos que nos saquen de la crisis.

Así como en lo referente al rescate del fútbol profesional se logró tan importante unión que ha empezado a calar y ya se sienten buenos vientos a favor, aprovechemos “estos momentos de efervescencia y calor” como dijera el tribuno del pueblo, José Acevedo y Gómez,  y emprender una cruzada similar por tantas cosas de las que carecemos como región.

El cucuteño en general debe de por sí comprometerse con su ciudad a apoyarla en todos los ámbitos, puesto que ser ciudadano no implica solamente derechos sino también muchos deberes.