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Editorial
Arriesgando el futuro
Lo peor de todo es que los más pequeños, entre los 0 y 5 años, son los que en Norte de Santander padecen el suplicio de castigos no adecuados.
Domingo, 24 de Septiembre de 2017

Siempre se habla de que los niños son el futuro del país. Pero otra vez la realidad deja en evidencia que muchas veces todo se queda en palabras. Como ejemplo está el reciente informe del Instituto Departamental de Salud (IDS) relacionado con los males que agobian a la niñez en Norte de Santander.

Ahí figura uno que tiene directa relación con la sociedad, como lo es la violencia de género, que debe no solo poner en alerta sino motivar a las autoridades encargadas a ejercer medidas preventivas.

Lógicamente que los autores de los 782 casos detectados y que se supone deben ser más, por el temor a denunciar, deben ser judicializados, porque aparte de que ya convirtieron en problema de salud pública, confirma que el maltrato a los menores de edad continúa siendo una situación muy delicada porque los castigos severos y excesivos conllevan a imborrables secuelas físicas y sicológicas, que a la postre también acarrea consecuencias negativas para la sociedad. 

Lo peor de todo es que los más pequeños, entre los 0 y 5 años, son los que en Norte de Santander padecen el suplicio de castigos no adecuados, de acuerdo con las estadísticas que maneja el organismo y que sitúa en el segundo lugar de los ‘más castigados’ a quienes están entre los 6 y 12 años y en tercer puesto a los de 13 a 17 años.

Razón le asiste al IDS de contar con un área enfocada a prevenir la violencia de género que llega a los colegios, asociaciones de mujeres, madres jefas de hogar, y comunidad en general. 

Y en el mismo estudio del organismo se expone otro asunto que tiene una directa relación con el cuidado a los menores de edad, como el de las mordeduras de mascotas que marcó 643 casos atendidos, donde los niños y niñas de entre 0 y 12 años registraron 521. Esto permite concluir que existe descuido tanto de protección como de instrucción para explicarles a los más pequeños de la casa la forma de tratar a las mascotas. Y, lógicamente, debe de existir una dosis de irresponsabilidad de los dueños de perros de razas bravas, por ejemplo, a los que no les ponen bozal y los dejan en las calles sabiendo que son un riesgo.

Y queda en evidencia, igualmente, que las autoridades deben de trabajar para procurar ponerle barreras a la varicela, que es la principal afectación que padecen los niños de la región, las afecciones respiratorias y las enfermedades transmitidas por alimentos y combatir la desnutrición que con 106 casos atendidos, según el IDS, muestra que la pobreza y el desempleo en las familias, golpean con rudeza a los más pequeños del hogar. 

Lo importante de ese análisis cuantitativo es que no se quede ahí, sino que sirva de debate y de base para la promulgación de estrategias y proyectos que permitan consolidar políticas públicas encaminadas a defender a la niñez nortesantandereana de las enfermedades que la acosan, de los violadores de sus derechos fundamentales, y para que la sociedad se dé cuenta del peligro en que está poniendo su futuro si no pone a la niñez en la primera beneficiaria de las decisiones que se tomen.

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