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Editorial
¿Cómo lo saben?
Llama tanto la atención un informe de Migración, según el cual, desde agosto han cruzado 11 millones de venezolanos.
Jueves, 24 de Noviembre de 2016

Si alguien viene de Venezuela por el puente Simón Bolívar, cruza sin tener que detenerse ante funcionario colombiano alguno: no hay que mostrar documentos ni el contenido del equipaje. Ni saludar, siquiera, si no le place.

Y en La Parada toma un bus urbano hasta la Terminal de Transportes, o un taxi, y listo. Está en Colombia, para ir a donde le provoque, sin rendirle cuentas de nada a nadie, sin preocuparse de nada, salvo de tener dinero.

Es la realidad de cada día en los pasos fronterizos de los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander: no hay control alguno para saber quién llega o se va, qué cosas lleva o trae, algunas veces en maletas inverosímiles.

Por eso, llama tanto la atención un informe de Migración Colombia según el cual, desde agosto, cuando se reabrió parcialmente la frontera, han cruzado hacia Colombia 11 millones de venezolanos. A pie, porque los autos no están permitidos.

En el supuesto de que la cifra sea verdadera —que cualquiera puede poner en duda—, hay que preguntarse quién y cómo los ha contado. Pudo ser el agente aduanero, que permanece bajo una carpa chateando; o su compañera, que charla con alguien mientras una larga fila de muchachos pasa hacia Colombia; o la mujer de Migración Colombia, que grita todo el día que los colombianos van por un lado y los extranjeros por el otro; o el Policía que habla largo y tendido por su celular.

Pudo ser cualquiera de ellos. Pero, ¿cómo lo ha hecho? ¿Calculando a ojo de buen cubero? Quizás haya recurrido a este método para nada científico, porque no hay evidencia de otro tipo de control. Ni en los puentes ni en la Terminal ni en las carreteras ni en ninguna parte.

Si la cifra fuera correcta, cada día, desde el 13 de agosto, un promedio de 105 mil venezolanos estaría ingresando al país, lo cual es inverosímil, si se aceptan la realidad de que por Cúcuta llega el 70 por ciento de los inmigrantes, y el cálculo —porque todo es cálculo, nada es certeza— de que llegan entre 40 y 60 mil cada día, de los cuales entre 15 y 25 por ciento no regresan a su país….

No hay control de nada, esa es la verdad. Ni de Migración Colombia ni de la Dian ni de la Policía. Si lo hubiera, en los retenes de Los Acacios y La Laguna, en la vía a Bucaramanga, habría multitudes de extranjeros en proceso de regresar. Pero, no, salvo a veces la Policía, allí nadie controla el flujo de extranjeros.

Por eso, hoy hay comunidades enteras de venezolanos recién llegados en las ciudades pequeñas y medianas, y con mayor razón en las grandes capitales. Y hay cifras grandes de prostitutas y de delincuentes venezolanos actuando en Colombia.

¿Cómo llegaron, por ejemplo, a La Virginia, Risaralda, los 21 venezolanos que fueron arrestados por trabajar sin documentación formal, y deportados ayer? Pues por las carreteras que nadie vigila, luego de entrar por puestos fronterizos donde tampoco hay quien controle.

Parte del problema consiste en que los venezolanos no traen la publicitada y nunca vista Tarjeta Migratoria de Tránsito Fronterizo. Y no la traen, porque es tal la crisis venezolana, que no las expiden, porque no tienen papel.

Comprensible, pero, ¿por qué Colombia tiene que aceptar las condiciones que impone a gritos radiales y en mensajes de Twitter alguna autoridad vecina?

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