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Editorial
Contradicciones
Es lamentable que Macías le haya arrebatado a Duque la posibilidad de concretar un discurso esperanzador, de unificación y positivismo.
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Martes, 7 de Agosto de 2018

El mensaje que repitió hasta el cansancio el presidente Iván Duque en campaña sobre su compromiso de no gobernar con espejo retrovisor, dejar atrás los odios y reconciliar a los colombianos, quedó completamente desdibujado por cuenta de las palabras de Ernesto Macías, senador del Centro Democrático y presidente de esa corporación. 

Cargadas de adjetivos negativos y sin reconocer avance alguno en los últimos ocho años, Macías pintó un país con el que la mayoría de los colombianos, seguramente, no se identifica. Decir que Duque recibe un país con las cifras más preocupantes de la historia: en lo social, en lo económico y en lo institucional, es realmente desconocer una realidad que ciertamente tiene aún enormes retos por afrontar, pero que también ha alcanzado avances trascendentales, como haber reducido sustancialmente las muertes por cuenta del accionar de la guerrilla. 

Nadie desconoce que hay problemas, pero decir que Santos deja un país inmerso en una nueva guerra es desconocer, por ejemplo, que el 2017 fue el año con menor número de asesinatos en los últimos 42 años; es desconocer la disminución de la violencia, desconocer que aunque falta mucho, hoy somos un país más pacífico que hace una década.

Como una lista perversa, el presidente del senado se encargó de forma vergonzosa de ventilar hasta los más pequeños temas negativos, no solo ante la mirada de miles de colombianos que, avergonzados siguieron la posesión, sino ante invitados especiales, presidentes de otras naciones y miembros de organismos internacionales. 

Es lamentable que Macías no haya logrado asumir su rol como presidente del Senado (no como militante del Centro Democrático) y que le haya arrebatado al presidente Duque la posibilidad de concretar un discurso esperanzador, de unificación y positivismo para seguir caminando hacia una Colombia mejor.  

En su discurso el actual mandatario, el más joven en llegar a este cargo en la historia reciente del país,  ha insistido en que su gobierno representa la llegada de una nueva generación que busca la prevalencia del sano debate de las ideas; una nueva generación motivada por el servicio y no por la ambición de poder. 

Las prioridades que tiene Duque para su inicio de gobierno están enfocadas en el pacto por la legalidad para hacer frente a la corrupción y buscará endurecer las penas para quienes desfalquen al Estado. Frente al tema de la paz, Duque se comprometió a buscar para la base de las organizaciones guerrilleras ya desmovilizadas, oportunidades productivas y velar por su protección.

El emprendimiento y la ciencia, ejes principales de su campaña, también fueron protagonistas de su discurso, así como el trabajo por alcanzar un país con mayor equidad en el que, por primera vez hay una mujer en la vicepresidencia y la mitad del gabinete son mujeres.  

Lo que se vio ayer fue, en resumen, dos visiones de país, dos intenciones distintas dentro de un mismo partido. ¿Cuál prevalecerá?

Mañana, el presidente electo llegará a cumplir su promesa de campaña de realizar su primer consejo de seguridad en Tibú, como un gesto de su compromiso con el Catatumbo. Allí se verá qué planes tiene el nuevo mandatario para nuestra región.  

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