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Editorial
Cuando el estudiante marcha
 No hay que olvidar que el déficit de la educación pública asciende a 18,2 billones de pesos.
Miércoles, 10 de Octubre de 2018

Como dicen algunos jugadores cuando alguien hace la jugada que todos los demás esperaban que él hiciera, desde hacía largo tiempo ‘estaba cantada’ la marcha de los universitarios. Porque, realmente, en la jornada de ayer hubo muchachos prácticamente de todas las instituciones de educación superior.

La promesa del excandidato y ahora presidente Iván Duque, de fortalecer la capacidad de reacción rápida de las Fuerzas Militares y de Policía, algo que cuesta muchos miles de millones de pesos, vigorizó un descontento de años de los estudiantes y de los maestros universitarios.

En un país teóricamente en paz, ¿por qué fortalecer lo militar, si por mera substracción de materia se hace innecesario, y sacrificar así todo lo educativo? Tal es el argumento, lleno de lógica, de quienes ayer marcharon en todo el país.

Desde luego, la postura del gobierno sobre lo militar fue el disparador de los hechos de ayer, en relación con una crisis contenida desde 1992, cuando se dejó en el aire la financiación de la universidad pública. Significa que todas las universidades del Estado funcionan con la misma cantidad de dinero desde esa época, y que están en una situación realmente lamentable, con edificios viejos, con programas suspendidos, con equipos obsoletos, y sin esperanzas.

La aspiración de 4.5 billones de pesos, en vez de los 3.4 billones de este año, lo han dicho, no será un punto negociable. No hay que olvidar que el déficit de la educación pública asciende a 18,2 billones de pesos.

Para el gobierno, la marcha de ayer es una advertencia de que tiempos difíciles se aproximan. Nunca antes, en los años recientes, los universitarios de Colombia habían demostrado los niveles de coordinación y organización que se percibieron. Y eso no es ni gratuito ni fruto de la improvisación. Prueba de ello es que en la jornada y en todo lo que vendrá están las universidades privadas.

Además de que son justas sus peticiones de presupuesto satisfactorio, el estudiantado universitario ha dado muestras de que no se detendrá hasta que haya una solución permanente, no solo en el aspecto financiero, sino también en todos lo que tiene que ver con la universidad y la investigación científica.

Es probable que, como ha ocurrido a lo largo de la historia, el Gobierno intente dorarles la píldora a los estudiantes. Pero todo indica que no funcionará como mecanismo para hacerlos desistir.

La movilización de ayer fue la antesala de un paro nacional estudiantil que se iniciará esta medianoche, organizado por la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior.

Hasta el 21 de octubre habrá toma de vías nacionales, entre otras actividades con las que buscan presionar la solución de sus problemas.

Pero, no solo el dinero mueve a los estudiantes: también la búsqueda de autonomía de las universidades, la democracia y la posibilidad de decidir sobre las universidades públicas, 32 en total que integran el sistema nacional.

Desconocer la urgencia de soluciones y la fuerza demostrada por la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior sería un error lamentable, pues si algo va en serio en Colombia desde hace algo más de dos meses, es este movimiento de los universitarios.

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