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Editorial
Cucuteños rajan al Concejo
La corporación, que data de 1793, despierta un sentimiento de profundo rechazo por parte de la comunidad, puesto que poco y nada le deja a la capital de Norte de Santander.
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Domingo, 24 de Enero de 2021

Hubo una época en que ser concejal era un honor y el ciudadano que llegaba a ocupar esa dignidad lo hacía con una abnegación y una eficiencia admirables, y sin cobrar un solo peso,  solo los empujaba ese espíritu de entrega por su terruño o territorio.

Pero todo cambió,  y esos concejos admirables en que los asuntos de la ciudad estaban por encima de cualquier cosa,  son asunto de un lejano pasado,  en donde los cabildantes anteponían realmente el interés general sobre el particular.

Pero ahora,  en el caso particular de Cúcuta,  la corporación que data de 1793, despierta un sentimiento de profundo rechazo por parte de la comunidad, puesto que poco y nada le deja a la capital de Norte de Santander.

La anterior consideración acaba de ser ratificada en la encuesta virtual #MiVozmiCiudad, que elaboró la Red de Ciudades Cómo Vamos y contestada del 5 al 30 de noviembre del año pasado.

Esa desconexión con la durísima realidad que viven miles de hogares en medio de la pandemia del coronavirus, fue castigada por los encuestados al rajar la gestión de la corporación en esta época. El 70,4 % de los consultados dijo estar insatisfecho o algo insatisfecho.

Y antes de que los concejales salgan con sus fantásticas excusas de que no son beneficencia y de que no son ordenadores del gasto o que sería el colmo que les estén reclamando por no dar mercados, es  bueno recordarles que en los estratos bajos los descalifican en el 72,4% y en los altos en el 71,4‰.

La lectura es que la gente se cansó de la indolencia de los cabildantes en esta histórica coyuntura, puesto que allá en los barrios se esperaba por ejemplo que el municipio les ayudara a pagar parte de los recibos de agua o luz.

Como eso no ocurrió y los habitantes de todas las clases sociales -porque esto ha golpeado a todos-se sintieron huérfanos y con problemas para pagar esos recibos,  pues ellos no andan para nada contentos con sus presuntos representantes en el cabildo que no presionaron nada para que la Alcaldía encontrara una solución a ese clamor.

El otro grito que surge de esos resultados es que para los cucuteños el cabildo es un organismo desprestigiado al que poco le importa que el hambre campee en la ciudad como lo ha reconocido el propio DANE en sus estadísticas.

Este clamor deja también en evidencia el sinsabor ciudadano porque quienes dicen ser honorables concejales ni siquiera se han preocupado por iniciar la lucha de una renta básica y dar la pelea porque el presupuesto vaya más enfocado a la parte social, así quienes consideren los subsidios como un asistencialismo que induce a querer todo regalado. Ese discurso debe sepultarse.

Aunque los políticos se tapan con la misma cobija,  sería interesante saber qué dirán los partidos Centro Democrático, Liberal, Conservador, Cambio Radical, La U, Verde,  Colombia Renaciente, AICO y Todos por Cúcuta, de estar sometidos a la picota y por qué algunos de ellos que están en las mieles del poder central solo se acuerdan de esta ciudad fronteriza cuando vienen a pescar votos.

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