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Editorial
Datos de Cúcuta
Es el momento de las medidas estructurales que puedan surgir desde el Plan de Desarrollo que va a empezar a construirse y que no debe estar limitado a cuatro años sino más allá.
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Viernes, 14 de Febrero de 2020

Tomar decisiones que finalmente produzcan resultados esperados en asuntos como empleo, productividad, desarrollo urbanístico, combate a la inseguridad y reducción de los factores que inducen a la desigualdad, requieren del apoyo estadístico preciso y certero.

No se trata de sobrediagnosticar lo que, por ejemplo, viene aconteciendo en Cúcuta, desde hace mucho tiempo, en materia socio-económica, sino de hacer más precisos los enfoques para atacar esos males.

Desde ese punto de vista, resultan fundamentales los 120 insumos estadísticos suministrados por el DANE a la Alcaldía con los que va a tener la posibilidad de localizar, por ejemplo, cuáles son las manzanas y los barrios de ciudad que tienen problemas de hogares con analfabetas y hogares en situación de pobreza multidimensional, así como hogares en los que hay más población desempleada.

Se trata de mapas sobre los cuales el Departamento Administrativo Nacional de Estadística vertió los datos de la radiografía de la capital nortesantandereana que adicional al conocimiento de campo de los sectores críticos señalados, deberá coadyuvar en la construcción de las tan anheladas y esperadas políticas públicas de corto, mediano y largo plazo, en todos los órdenes.

Después de tocar fondo, ha llegado la oportunidad de empezar a construir las estrategias que conduzcan a tener una ciudad que recupere sus tejidos empresarial y social, rotos por una larga temporada de crisis donde con paños de aguas tibias y determinaciones coyunturales se han tratado los problemas de esta ciudad de frontera que hoy alberga a 770.000 habitantes, mientras que en el área metropolitana residen aproximadamente 1 millón de personas.

Es el momento de las medidas estructurales que puedan surgir desde el Plan de Desarrollo que va a empezar a construirse y que no debe estar limitado a cuatro años sino más allá, porque debemos  ser razonables en que este maremágnum no se arregla, tan fácilmente, en poco tiempo.

Ojalá se aproveche esta especie de cuarto de hora para trabajar coordinadamente, sin personalismos ni intereses políticos, y sí con mucho entusiasmo y la mente abierta para dar lo mejor de sí en la construcción de un nuevo sendero para el desarrollo cucuteño.

Como sobradamente sabemos lo que nos afecta, es igualmente recomendable dejar a un lado la quejadera y dedicar las 24 horas a concretar ese gran proyecto que nos lleve a ser una ciudad sostenible, que lleve sus problemas sociales a niveles que finalmente derroten la miseria, la pobreza extrema, el desempleo, el subempleo y la hagan de nuevo próspera y con un músculo  productivo y generador de riqueza que sea adecuadamente redistribuida.

El otro gran e inexorable asunto  que debemos tener en cuenta es el educativo, donde nuestros estudiantes de primaria, básica secundaria y universidad tengan los  elementos fundamentales de la comprensión, la evaluación, el discernimiento y la crítica, aparte de despertarles el ánimo del emprendimiento y la capacidad de liderazgo y trabajo en equipo.

Y, por último, aunque es un asunto transversal, en todo esto es de vital trascendencia ponerle una tranca y un candado a ese mal que es uno los responsables centrales de todo lo que nos pasa, como lo es la corrupción. En eso los cucuteños raizales y adoptivos deben volverse inflexibles para que nadie más venga a engañarlos y a esquilmar y a llenar sus alforjas con los recursos públicos. ¡Eso es  primordial!

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