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Editorial
¡Despertó el personero!
El más pequeño detalle en los requisitos, que en el pasado no se cumplía, hoy se exige a quienes hacen parte del gabinete del alcalde Jairo Yáñez.  
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Sábado, 22 de Febrero de 2020

La Personería, cuyo titular es del corazón del encarcelado exalcalde Ramiro Suárez y que, por ejemplo, el año pasado en la administración de César Rojas nunca se le escuchó actuar, curiosamente ahora sí reclama la aplicación a raja tabla del manual de funciones en la Alcaldía  de Cúcuta y actúa  muy juiciosa en la aplicación de las normas.  ¡Curiosidad cucuteña!

El más pequeño detalle en los requisitos, que a  todas luces permite deducir que en el pasado no se cumplía, hoy se exige a quienes hacen parte del gabinete del alcalde Jairo Yáñez, que fue elegido por la ciudadanía para marcar distancia con una casta política que venía manejando la cosa pública como si fuera una ‘empresa electorera y de contratos’ encaminada a favorecer a un determinado círculo. 

No deja de causar sorpresa que ahora sí el personero municipal, que ya tiene el sol a las espaldas, se muestre tan acucioso en este asunto. El 29 de febrero termina su misión de cuatro años y solo en estas últimas semanas comenzó a ejercer juiciosamente la  aplicación del Código Disciplinario. ¿No les parece algo extraño? O mejor dicho, asistimos a un espectáculo politiquero en el que se juega con el buen nombre de  un órgano de control tan importante.  

Resultaría interesante que alguien le pusiera el cascabel al gato para saber qué hizo en este periodo y si el personero se dio cuenta que algunos de los que en el pasado hicieron parte del gabinete municipal no encajaban dentro de las reglas para ser funcionarios. Ese episodio sería bueno dilucidarlo.    

¿Será una maniobra para poner contra  la pared a la Alcaldía? ¿Es una forma de mostrarle los dientes al nuevo gobierno por parte de la desprestigiada clase política de la ciudad? Anticipando una respuesta, es lógico  que esto ocurriera como consecuencia de la  pugnacidad política. Los que salieron del poder, por el voto ciudadano, andan en su tarea de meterle palos en la rueda a quien  los derrotó en las elecciones locales de octubre.

Preocupa la ocurrencia de situaciones como las descritas, porque aunque el ciudadano quiso que el valle  de doña Juana Rangel de Cuellar se sacudiera de la dominación politiquera, ese sector intenta actuar desconociendo el voto y moviéndose como bestia herida en busca un hálito de vida para aferrarse al oxígeno que en este caso es el poder político, el cual se niega a perder.

Ojalá que esto cambie para bien una vez haya cambio en esa dependencia, aunque por ahora habrá  que esperar a que el Concejo de Cúcuta -que debió ser entutelado-  siga adelante con el proceso que culmina con la designación de personero, porque ya un juzgado administrativo admitió el desistimiento de una medida cautelar para reactivarlo y así impedir que la interinidad cubra ese cargo que ejerce funciones de Ministerio Público. 

Todo apunta a que la mesa directiva de la corporación pareciera querer darle largas al asunto, en una actuación diametralmente opuesta a lo ocurrido con la elección de contralora, que pese a los cuestionamientos fue decidido a toda marcha por el cabildo. En este punto caben perfectamente las dudas del ciudadano de a pie: ¿qué intereses hay? o ¿por qué en un caso sí actúan a la velocidad del jet y en el otro van al paso de tortuga?

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