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Editorial
Día sin carro
Por lo general, en la capital de Norte de Santander esta experiencia se vivía en otras fechas.
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Sábado, 9 de Octubre de 2021

Esta es la primera vez que en Cúcuta se aplicó la experiencia del día sin carro y sin moto en un día laborable, que el pasado jueves les trajo a muchos la sensación de aquellos tiempos del confinamiento absoluto decretado a comienzos de la pandemia del coronavirus, en 2020.

Por lo general, en la capital de Norte de Santander esta experiencia se vivía en otras fechas, como por ejemplo en 2019 se adoptó el Viernes Santo 19 de abril.

Como ocurre en otras ciudades de Colombia y del mundo que adoptan esta restricción, debería esperarse que aquí hubiera sido aprovechada para hacer mediciones, cálculos y tomar datos que posteriormente sirvan como base en la formulación de planes ambientales y de movilidad, por ejemplo.

Entonces, es importante saber qué sucedió en materia de la calidad del aire que respiran los cucuteños, producto de haber sido sacados de circulación -durante 14 horas- miles de automóviles y motocicletas de placa colombiana y venezolana.

Qué cantidad de gases y de qué clase se generan por los diferentes tipos de vehículos que transitan en la ciudad, es algo que pudo haberse evidenciado fácilmente en este particular día sin carro y sin moto que se aplicó el 7 de octubre.

Tener contrastes en las cifras, realmente facilitan las futuras tomas de decisiones para lograr aquella meta de ser amigables con el ambiente y al mismo tiempo defensores de la vida, porque al reducir la contaminación ambiental estaremos poniendo a salvo a muchos adultos, jóvenes y niños de las enfermedades pulmonares.

Así mismo se hará notorio que indudablemente se deberían de hacer mayores acciones de prevención y educación a los conductores y dueños de vehículos que deben de ser sometidos a revisión técnico-mecánica lo hagan y al mismo tiempo comenzar a evaluar otro tipo de medidas en ese aspecto.

Porque así como por las calles circulan automotores de servicio público que parecen una chimenea, lo mismo ocurre con numerosos carros particulares que además presentan lamentable condiciones mecánicas, los cuales deberían ser objeto de severos controles y restricciones.

Muy seguramente también -teniendo en cuenta que se ha previsto  un plan maestro de movilidad y la estructuración del sistema de transporte público, la del jueves  también debió haber resultado la mejor opción para tener una visual en tiempo real de lo que se podrá hacer en tan esperado asunto.

Aunque no a todos les agradó el experimento aplicado en un día de plenas labores, la verdad es que deben aprovecharse al máximo las experiencias obtenidas para estamparlas tanto en el programa que se está confeccionando como para el reordenamiento del tráfico vehicular en la capital de Norte de Santander.

Entonces -que el sacrificio del comercio que se quejó por una caída en las ventas del 70%, y el malestar en gran parte de las actividades económicas de la ciudad cuyos voceros advirtieron que sufrieron pérdidas por la medida- no hayan sido en vano y que en contraprestación a ese sacrificio después la Alcaldía de Cúcuta proceda a calibrar las acciones para enfrentar el innegable desorden que por años ha caracterizado la movilidad urbana.

Recordemos que dentro del concepto de ciudad, sus ciudadanos deben de contar con las facilidades para moverse dentro de la misma bien sea en su automóvil, en bicicleta, en transporte público o a pie, contando cada una de esas modalidades con los espacios, rutas y políticas adecuadas y complementarias.   

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