Cúcuta y el área metropolitana no pueden seguir llevando esa marca que pareciera impuesta con hierro candente, como es la de estar en la lista de las ciudades más violentas del mundo, ubicándose  en el puesto cuarentaitrés.

Ese número debe servir de molesto moscardón o tábano, si se quiere, para que las autoridades judiciales, policiales, civiles y militares entiendan que no se trata de un pasajero episodio sino de una anormalidad riesgosa que debe detenerse, devolviendo la tranquilidad a las calles y hogares.

En la edición dominical de La Opinión, acaba de anunciar el nuevo comandante de la Policía Metropolitana, coronel William Sanabria, un plan para atacar cuatro de los delitos que más golpean en la región.

Para combatir el homicidio, en el que los sicarios hieren o asesinan a los niños que acompañan a los adultos contra quien va dirigido el ataque, el proceso consiste en la microzonificación con patrullas especializadas, al descubrirse que los crímenes siguen corriendo en los mismos sectores y barrios, que el año pasado.

Esperan, entonces, los angustiados ciudadanos que esa acción operativa empiece a funcionar inmediatamente para prevenir la ocurrencia de más hechos de sangre, y para capturar, judicializar y condenar a los autores materiales e intelectuales.

Debido a que llevar el celular, caminar por la calle o salir a comer a un negocio es motivo de miedo por el alto riesgo de ser atracados, los habitantes confían en que la referencia del comandante de la Mecuc de tener mucha presencia policial en las calles, en los puentes peatonales, en las vías principales y en la zona comercial y bancaria sean de inmediata aplicación, porque la ola de inseguridad es muy alta.

En cuanto al microtráfico, que es un alimentador de la violencia y de bandas que se nutren de las economías ilegales, ojalá se logre esa parte de la que habla el coronel Quintero, de aplicarles la extinción de los bienes a esas organizaciones criminales y así desbaratar sus estructuras financieras.

Pero además, se espera que se ejecute el desmonte y sofocación de ‘imperios’ del narcomenudeo al anunciarse que a esos sitios se llegará con acciones de inteligencia y allanamiento con la Fiscalía.

Y en cuanto a la extorsión, que ha llegado a niveles alarmantes, el coronel confirmó que se contará con un Gaula especial para así proteger a los industriales, comerciantes y ganaderos que son los más afectados por este delito.

Sabiendo la pesadilla de la incontenible inseguridad ciudadana, quedó sonando el compromiso del coronel Quintero de “(...) empezar a generar resultados de forma rápida”.

En línea con lo anunciado por el nuevo comandante,  es hora de que el alcalde Jorge Acevedo tome medidas concretas y efectivas para abordar la inseguridad en Cúcuta. En lugar de proponer soluciones controvertidas y carentes de fundamentos, como la creación de un fondo para defender a quienes usen armas para protegerse, instamos al alcalde a desarrollar una estrategia integral de seguridad.

 Es momento de dejar de lado la retórica de campaña y trabajar en conjunto para encontrar soluciones reales que garanticen la seguridad  ciudadana.

Con Cúcuta ocupando un deshonroso lugar en la lista de las ciudades más peligrosas del mundo, ¿será el alcalde quien lleve ese título durante todo su mandato o será capaz de devolverle la tranquilidad a la ciudad?

Es tiempo de tomar medidas decisivas y poner fin a esta crisis de inseguridad. ¡Es hora de actuar, alcalde Acevedo!