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Editorial
El salto a la Luna
Ese “gran salto para la humanidad”, del que habló Armstrong, que fue el alunizaje, le dio al universo una nueva dimensión.  
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Domingo, 21 de Julio de 2019

Hasta hace 50 años la Luna era un satélite distante, adobado por la ficción que la tenía como algo fantástico. 

Los escritores Julio Verne y H. G. Wells la metieron en el conocimiento humano con el rango de su luminosidad sugestiva y además generadora de atractivos cargados de interrogantes, sin respuestas esclarecedoras o de suficiente precisión en esas primeras etapas. 

La noción alcanzaba hasta lo mitológico y propiciaba variantes con pinceladas de claros y ensombrecidos fenómenos, cuyo desentrañamiento se buscaba a través de estudios e investigaciones de aplicados científicos. 

La tarea fue constante y progresiva y con el tiempo dio rendimientos esclarecedores.

La dedicación de equipos científicos de la entonces Unión Soviética y de Estados Unidos, separadamente, abrió espacios exploratorios hasta romper nebulosas. 

En 1961, los rusos consolidaron una operación satelital, seguidos de los norteamericanos, con un paso decisivo, que fue la llegada el 20 de julio de 1969 de Neil Armstrong y Buzz Aldrin  a la superficie lunar. 

Una hazaña histórica, con la cual se derribaron barreras espaciales y la humanidad pudo tener la certeza de la existencia de un satélite que antes se prestaba a un ejercicio especulativo de la imaginación y de medición de posibilidades por parte de quienes lideraron tan relevante empresa científica.

La llegada a Luna hace 50 años es, sin duda, uno de los acontecimientos estelares de la humanidad. Amplió la noción del universo y revistió a la ciencia de una capacidad extraordinaria para el descubrimiento del espacio en forma integral. 

Se puso al descubierto una nueva realidad y las especulaciones hasta entonces se convirtieron en hechos palpables. 

Tan portentoso hallazgo fortaleció el reconocimiento del talento humano aplicado  en beneficio del conocimiento que lleva a la comprobación de las maravillas de que está hecho el universo y cuyo aprovechamiento le puede proporcionar mayores utilidades a la existencia de los seres vivos.

Ese “gran salto para la humanidad”, del que habló Armstrong, que fue el alunizaje, le dio al universo una nueva dimensión. 

Los medios de comunicación pudieron transmitir el acontecimiento en vivo y en directo mediante la aplicación de tecnologías con recursos de mayor alcance. Esa fue una prueba equivalente a una utilidad superior.

Además, la televisión y el cine pudieron realizar nuevos productos para poner al nivel de todos la gran hazaña histórica. Todo quedó registrado y se pudo comprobar que la inteligencia humana asume los más altos desafíos.

Cabe destacar que Colombia no estuvo ausente de tan resonante acontecimiento. Aunque se encontraba en su etapa de construcción, la televisión se unió a la divulgación del hecho mundial. 

También lo hizo la radio y los periódicos publicaron la información que correspondía y los lectores estuvieron al tanto de toda esa operación especial. La Opinión estuvo puntual en todo.

Ahora hay más cercanía con la Luna y sigue la perspectiva de ampliación de espacios que hagan más visible las realidades que están dadas en ese satélite cada vez más cercano a la tierra. Un ensanche de gran resonancia.

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