En el corazón de La Opinión, refugio de pluralismo y defensor de las libertades, nos encontramos frente a un episodio sombrío que desafía nuestra esencia. En el Día Internacional de la Mujer, este diario dedicó sus páginas a ensalzar la valentía y logros de las mujeres, destacando su inquebrantable determinación por la igualdad en todas las esferas de la sociedad.

Sin embargo, cuando nuestro equipo trabajaba en la edición de cierre nos vimos sorprendidos por un acto desgarrador perpetrado por un grupo feminista, cuya manifestación trascendió el discurso y se sumió en la violencia.

Las puertas de La Opinión, símbolo de apertura y diálogo, tuvieron que cerrarse por razones de seguridad, mientras nuestros colaboradores enfrentaban un maltrato y asedio inaceptable.

En un giro inesperado, nuestras paredes, guardianas de verdades, fueron azotadas y manchadas con sangre, específicamente fluido menstrual.

Este acto, más allá de vandalizar instalaciones, distorsiona el mensaje de igualdad que La Opinión se esfuerza por promover.

Frente a esta oscura jornada, reiteramos nuestro llamado al diálogo y la reconciliación. Invitamos a los colectivos feministas - y a todas las voces - a compartir sus inquietudes en un espacio de entendimiento, preservando el respeto y la búsqueda conjunta de soluciones.

Que la historia de La Opinión siga siendo escrita con tinta de respeto y comprensión, en lugar de la violencia que amenaza nuestras libertades. #LaOpinionEsDeTodos.

La Opinión, a lo largo de su historia, siempre se ha caracterizado por ser un medio de comunicación pluralista, respetuosa de las libertades, de los Derechos Humanos y de los movimientos sociales, sin distingo de raza, clero o convicciones políticas.

Somos conscientes de los riesgos que traen consigo el ejercicio de nuestra profesión y de las incomodidades que genera la búsqueda de la verdad, pero consideramos que hay otras maneras de zanjar diferencias y exponer planteamientos conceptuales, lejos de los intentos de agresiones.

Nos sorprende esa actuación, desproporcionada desde todo punto de vista, puesto que hay formas de construir una sociedad igualitaria como son el diálogo y la deliberación y no las acciones de hecho que dificultan eso que tanto procuramos, como es la tan necesaria pero siempre esquiva convivencia pacífica.

Desde siempre hemos dado muestras de que #LaOpinionEsDeTodos. Un ejemplo de ello es lo expuesto en la edición del 8 de marzo donde descorrimos el velo de un hecho que no tiene razón en un Estado social de derecho como el nuestro y es que en Cúcuta no hay una política pública para la mujer. Desde ya les decimos que seremos guardianes para que esa brecha se cierre.

Y continuaremos dando batallas, tal vez quijotescas, respetando los cánones constitucionales de informar y ser informados, que nos competen tanto a nosotros como a la sociedad en general.

Acogemos, además, el pronunciamiento de la Fundación de Libertad de Prensa (FLIP) que se solidarizó por el bochornoso acontecimiento ocurrido y retomamos la parte en que plantea “a la ciudadanía y a quienes organizan estas marchas, a manifestarse de manera pacífica, a respetar a la prensa y a evitar conductas violentas  contra las y los periodistas y los medios, quienes están desarrollando su labor en aras de informar a la ciudadanía”.

Las expresiones de una sociedad palpitante en democracia debe colgar los guantes y usar más el verbo y la confrontación de ideas para entre todos lograr la conquista de los objetivos. El llamado es a recapacitar, puesto que caer en hechos provocadores termina, al final del día, desdibujando los objetivos de esta clase de movimientos sociales.

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