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Editorial
Es otro país
Tolerar al otro es básico en los modelos democráticos, en los que todos los ciudadanos puedan decir lo que piensan.
Viernes, 29 de Julio de 2016

No ha sido en vano la insistencia de algunos sectores en busca de hacer de Colombia un  país más inclusivo, más tolerante, más para todos, muy diferente del acostumbrado, el mismo que está tratando de acabar una guerra de casi 60 años que comenzó porque no todos cabían.

Los sorprendentes —porque, en verdad, deben haber generado sorpresa en muchos— y contundentes resultados de una encuesta para la organización Reconciliación Colombia son para congratularnos y para sentir un alivio. Este país ya es otro, no hay duda.

El hecho de que 73 por ciento de los colombianos diga estar dispuesto hoy a que sus hijos compartan con los hijos de desmovilizados es señal de un cambio muy profundo en la manera de comprender la realidad por parte de la sociedad.

Al decir del director de la encuesta, “esto habla de la importancia de los niños como razón de reconciliación; no se puede heredar a los hijos una pelea, sino un país en paz”, que es el sentido del empeño del gobierno y de quienes se esmeran por lograr que la guerra y sus consecuencias queden atrás.

Pero, los empresarios, que son quienes, en determinadas circunstancias, tendrían mucho más que perder, van mucho más allá: 87 por ciento dice estar dispuesto a vincular como trabajador de su empresa a un excombatiente, en una actitud que contradice la percepción de que es lo contrario, de que quizás ningún empresario quiere tener entre sus empleados a alguien venido del combate.

Es un resultado que dejar ver un cambio profundo de mentalidad, gracias a la experiencia adquirida desde hace unos 25 años, con la reintegración de los exguerrilleros y exparamilitares en otros procesos de paz, que redundó claramente en beneficios, con empresas más innovadoras, más incluyentes, más tolerantes.

Para los responsables de la encuesta, “el hallazgo más importante es que la sociedad civil está lista para el posconflicto en los ámbitos veredal, municipal y departamental. Los esfuerzos van a ser vitales desde los territorios, desde abajo hacia arriba, donde se tiene mayor conciencia de la reconciliación.

Pero la encuesta demuestra otra situación muy especial: Colombia tiene hoy una sociedad más tolerante (33 por ciento) que indulgente (25 por ciento), que acepta más que perdona al otro, algo por lo que siempre se ha insistido en Colombia desde diferentes sectores.

Ha sido la intolerancia para permitir que otros puedan expresarse o tomar decisiones, la principal razón para que muchos colombianos hayan ido al monte a hacerle la guerra a un Estado que no propiciaba el que todos cupiéramos en el país. Porque si alguien se siente marginado, su reacción lógica será la de también marginar a los demás. Si se le tolera, es decir, si se le acepta como es, también tolerará.

Tolerar al otro es básico en los modelos democráticos, en los que todos los ciudadanos puedan decir lo que piensan, sin el temor fundamental de que será estigmatizado, vituperado, rechazado y obligado a armarse para defenderse.

De eso ya sabemos lo suficiente. Por eso, hay que rescatar los resultados de esta encuesta y sentir alivio por el futuro que ya llegó.

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