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Editorial
Interrogante ambiental
¿Entonces la sola siembra de árboles que hiciera el gobierno local (2020-2023) no conllevó una ayuda efectiva para contener esos niveles contaminantes?
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Miércoles, 20 de Marzo de 2024

La crisis por la contaminación atmosférica que afecta a Cúcuta trae consigo varios interrogantes que merecen no solamente una explicación sino ponerle  barreras preventivas, correctivas y de inversión para que este peligro latente sea desactivado.

¿Qué hicieron las anteriores administraciones municipales para evitar que la ciudad llegara  a estos niveles extremos de contaminación?

A primera vista la respuesta es que muy  poco o casi nada, porque no solamente es tener mecanismos para medir las altas, medianas o bajas concentraciones de materiales que polucionan el ambiente y degeneran en un aire de mala calidad para los habitantes del área metropolitana incluyendo a los seis municipios que la conforman.

Les llegó la hora a los honorables concejos de la región que se pongan la camiseta ambientalista, pero no con propósitos ideológicos y de futura caza de potenciales votos, sino para proceder a estructurar normas y acciones que sirvan para que las brisas del Pamplonita que barren la región sean amigables con la vida y la salud de los ciudadanos de a pie.

Por ejemplo, deberían someter a reestudio, en cada municipio, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para determinar qué le falta o qué no se ha aplicado o si tiene ‘zonas grises’ o debilidades que favorezcan la ocurrencia de oleadas contaminantes que llegan al extremo de amenazar con paralizar las actividades por la fuerte incidencia en la vida diaria.

¿Entonces la sola siembra de árboles que hiciera el gobierno local (2020-2023) no conllevó una ayuda efectiva para contener esos niveles contaminantes? ¿No hubiera sido mejor con los recursos y logística que se hubieran activado planes más consolidados hacia la ayuda a  desactivar las emisiones de gases?

Se trata de preguntas válidas que aparte de ayudar a alimentar un debate sano, tienen que servir para que la ciudad los municipios vecinos trabajen concertadamente en planes para desactivar y contener potenciales focos contaminantes.

¿Dónde está un plan concreto con el Ministerio de Ambiente, de años atrás, para que no llegáramos a la calamitosa situación de hoy en día? ¿Existe? ¿Se aplicó?

Es indudable que la calidad del aire nos compete a todos y por esa razón las alcaldías no pueden sustraerse de la responsabilidad de protegerlo con políticas públicas robustas desde lo institucional, jurídico y de recursos, porque el desarrollo urbanístico no puede levantarse sobre los pilares de la contaminación que a su vez conlleva a la desmejora de la calidad de vida y a generar focos de enfermedades.

Y atendiendo nuestra particularidad de ciudad fronteriza, es también necesario que la gestión binacional además de aspectos como la seguridad, el comercio  y la migración, tenga un fuerte componente medioambiental colombo-venezolano para resolver problemas conjuntos en ese 

Cúcuta debe jugársela ya por empezar a transitar hacia una ciudad sostenible adoptando compromisos para reducir las emisiones de gas carbónico,  montarse en un sistema de movilidad sostenible, combinar el desarrollo urbano con el respeto al entorno natural, la gestión eficiente de los recursos y la promoción de prácticas responsables con el medio ambiente.

  Reducir la huella de carbono es un plan que debe ejecutarse lo más pronto posible, porque de seguir así como estamos, los problemas de salud se dispararán con enfermedades de diversa índole provocadas por la alta  acumulación de materiales particulados y otros elementos dañinos.

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