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Editorial
La mala hora
La gobernabilidad hay que cuidarla y preservarla, puesto que hechos como los anteriormente mencionados no pueden llegar a afectar la misión básica del gobernante local de administrar, ejecutar el presupuesto y desarrollar los proyectos previstos.
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Domingo, 7 de Abril de 2024

El alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, que  después de tres intentos logró el sueño de conquistar el Palacio Municipal, hoy atraviesa una especie de mala hora que los habitantes de la ciudad esperan que  supere porque si a él le va a bien a los cucuteños les va bien.

Empecemos por la inseguridad. Hoy todavía los homicidios continúan marcando la racha diaria de hechos violentos en la ciudad, en medio del plan ‘Libertad y Orden’ que de todas maneras ha permitido cierta contención de la ola delincuencial y generado mayor presencia de la Policía y el Ejército en las calles.

Sigamos con los habitantes de calle. El programa planteado para hacerle frente a un problema que tiene implicaciones sociales, de inseguridad y de salud pública todavía no despega, notándose apenas unas medidas  de carácter restrictivo en materia de la presencia de cambuches en lugares aledaños a El Malecón, pero aún no se advierte la puesta en marcha de la propuesta planteada para esta población de unas 1.200 personas.

Se vino la contaminación. Luego enfrentó una emergencia inesperada, pero sí advertida por indicios de años pasado, relacionada con la mala calidad del aire. Entre las opciones que utilizó fue aplicar el Día sin carro y sin moto, que sin embargo no ayudó a reducir el impacto de la  nube  cargada de material particulado y en cambio sí le produjo dolores de cabeza al comercio que notificó haber perdido unos $10.000 millones. Es urgente la política pública municipal para proteger nuestras brisas del Pamplonita.

La movilidad frenada. La ciudad sigue a la espera de que se habilite el convenio de tránsito con la Policía Nacional, que no sea solamente para aplicar comparendos, sino tenga una acción operativa efectiva, al tiempo que se revisen algunas medidas dejadas por la pasada administración que han afectado la circulación y, sin duda, es urgente conocer el plan de movilidad con todos sus componentes, por ejemplo, el de transporte urbano de pasajeros.

En medio de todos los problemas propios de una capital de departamento, ahora el alcalde Acevedo se ha visto enredado en cuestiones relacionadas con un viaje al exterior y un préstamo que le generó un embargo.

La gobernabilidad hay que cuidarla y preservarla, puesto que hechos como los anteriormente mencionados no pueden llegar a afectar la misión básica del gobernante local de administrar, ejecutar el presupuesto y desarrollar los proyectos previstos.

Por esta razón es necesario que el alcalde Jorge Acevedo arroje luces sobre lo que está sucediendo con el caso de la letra de cambio por $1.000 millones que ocasionó el embargo y si es cierto que tiene pendientes más mandamientos de pago semejantes y si ellos se relacionan con esta y otras campañas políticas en las que ha participado. 

Y sobre el asunto del viaje a  Ámsterdam (Países Bajos) o a Madrid (España), lo conveniente también es que se levante el velo y la ciudadanía tenga un conocimiento exacto de lo ocurrido, porque esa clase de escándalos lo único que ocasionan son distracciones y a la ciudad no le conviene que el gobernante local se dedique a defenderse.

El alcalde Jorge Acevedo tiene tres años y ocho meses para aprovecharlos sin desgastar su gobernabilidad y demostrar que él es el que tiene las riendas del poder en la ciudad colombiana más importante en la frontera con Venezuela y que sus 711.715 habitantes esperan y confían en que las palabras se conviertan en ejecutorias palpables.

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