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Editorial
Marchas contra el terrorismo
Ya está bueno de tanta violencia por parte de una organización que carga a cuestas 5.682 secuestrados en los últimos 23 años.
Lunes, 21 de Enero de 2019

El atentado de la guerrilla del Eln contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander motivó, ayer, a que en el país se escuchara el clamor de repudio al terrorismo y de llamado al respeto a la vida y a la consolidación de la paz. En las marchas, misas y plantones que se cumplieron en diversas regiones, los ciudadanos participantes alzaron la voz, en medio de las variadas posiciones ideológicas y partidistas.

Un mensaje de unidad nacional fue el que salió de esa movilización, al ver en las calles a los expresidentes de la República, Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos marchando en esta jornada convocada por iniciativa ciudadana. Cada uno de ellos, desde la óptica que tienen sobre los aspectos relacionados con el orden público y la paz, salieron a manifestarse frente a lo ocurrido.

Y así como ellos representan distintas vertientes y pregonan posiciones diferentes, en la marcha en que también se expresó solidaridad y respaldo a la Policía Nacional, las frases escritas en las pancartas y carteles y las expresiones de los asistentes, fueron igualmente diversas, en un microcosmos de la sociedad colombiana que sueña con la paz total pero que lastimosamente no encuentra selladas todas las compuertas del conflicto.

Los hubo cargados de concordia, como el que dice: “Somos Colombia, queremos paz”. O llenos de humanismo: “Cada vida es irrepetible, rechazo a todas las formas de violencia”. Y otros con una carga de posición radical: “¡Pueblo pensante! ¿Qué hacer con las plagas que nos están matando?”, en un contraste con los sectores que defienden el diálogo y la paz como la salida, que desde la pancarta que portaban expresaron: “La vida es sagrada”. 

Ahora habrá que esperar el efecto que el acto simbólico de ayer, en el que muchas personas vistieron camisetas con la inscripción “Yo soy policía” y otras abrazaron a los agentes de la institución. En los anales históricos de este tipo de expresiones populares se encuentra lo ocurrido el 4 de febrero de 2008 cuando en Colombia se llevó a cabo la jornada bautizada como un millón de voces contra las Farc, que tuvo como propósito de decirles no al secuestro, el reclutamiento forzado, el ataque a civiles y los atentados de esa antigua guerrilla, que en noviembre de 2016 firmó la paz con el Gobierno.

Se esperaría entonces que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional escuchara el clamor de las calles, en que los colombianos plantearon que los bombazos y otros delitos atroces, así como el narcotráfico, deben ser erradicados definitivamente, porque a la sociedad no podrá someterla bajo sus métodos en los que se incluyen los ataques a la infraestructura petrolera. El mismo presidente Iván Duque, al anunciar el levantamiento de la mesa de diálogo con ese grupo, presentó cifras que lo llevaron a manifestar que el “Eln es y ha sido una máquina criminal de secuestros y atentados”.

Ya está bueno de tanta violencia por parte de una organización que carga a cuestas 5.682 secuestrados en los últimos 23 años y que en los 17 meses de proceso de diálogo ejecutó 400 acciones violentas en 23 departamentos, entre ellos Norte de Santander.

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