Es, desde luego, un problema serio, muy complicado en sus consecuencias. Pero la llegada masiva de venezolanos a la región, por razón de la realidad política y económica de su país, es, también, una oportunidad para fortalecer el crecimiento económico del país, y debe ser aprovechada al máximo.

Esa fue una importante conclusión del foro La migración como oportunidad: una mirada más allá del puente, organizado el jueves en Cúcuta por La Opinión y la Cámara de Comercio local, con el apoyo de Usaid y Migración Venezuela.

En el foro participaron sectores económicos, sociales, políticos y académicos del país, que llegaron a conclusiones como la necesidad de visibilizar a la ciudad más allá de su múltiple crisis actual, con miras a generar cambios y pasar del pesimismo total a la transformación local.

La llegada de cientos de miles de venezolanos es, sin duda, un problema del que se derivan muchos otros relacionados con el establecimiento de estas personas en el territorio, y con los altos costos que demanda su estabilización en un país y en una sociedad con los que si bien hay lazos muy estrechos de afinidad, también pueden ofrecerles cierta resistencia.

Esto último es importante, en la medida en que, según estadísticas, 43 por ciento de los venezolanos encuestados en Cúcuta no prevé volver a su país, pese a que 93 por ciento del total considera que aquí es difícil acceder a un empleo.

A pesar que el deterioro de la realidad venezolana fue perceptible desde hace varios años, Colombia no imaginó lo que vendría, y, por lo tanto, no se preparó con el fin de hacerle frente de manera adecuada a las consecuencias del éxodo masivo que se registra, y que amenaza con acentuarse, en la medida en que la crisis actual se prolongue, como parece que ocurrirá. No nos alfabetizamos en migración, para hablar todos en el mismo lenguaje.

En el supuesto de que Nicolás Maduro deje el poder, es utópico pensar que los cambios llegarán de inmediato. Una crisis como la venezolana requiere de por lo menos 10 años para ser superada. Y, mientras tanto, miles de venezolanos aun permanecerán en Colombia.

En ese sentido, y tal como lo planteó el investigador Ronald Rodríguez, de la Universidad del Rosario, la migración deberá ser una palanca para descentralizar, pues serán las regiones, como Norte de Santander, las que articulen respuestas, con políticas y estrategias que apliquen alcaldes y gobernadores.

El foro permitió escuchar a expertos internacionales, como Rui Marques, excomisionado para inmigrantes y minorías étnicas en Portugal, quien formuló un decálogo de mandamientos para cumplir en relación con los inmigrantes y de esa manera facilitarles la llegada y su establecimiento.

Ese decálogo fue elaborado con base en experiencias de otros fenómenos de migración masivos, como los que se registran entre África y Europa.

Una situación de desequilibrio se conoció en el evento: mientras en Norte de Santander los sitios oficiales de paso entre Colombia y Venezuela están cerrados y las gentes son obligadas a pasar por las trochas, en La Guajira, la situación es todo lo contrario: el paso está abierto por los sitios oficiales, lo que lleva a pensar en que el Gobierno da un trato diferente a las regiones.

Es como si hubiera dos países diferentes, al decir de Carlos Luna, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta.