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Editorial
Más control en la frontera
Cuarenta mil personas, diariamente, entran desde Venezuela por la frontera con el estado Táchira hacia el área metropolitana de Cúcuta y allí simplemente se están aplicando medidas sencillas.
Viernes, 13 de Marzo de 2020

El presidente Donald Trump suspendió los vuelos desde Europa a Estados Unidos, el gobierno colombiano ordenó la cuarentena de los viajeros provenientes de China, España, Francia e Italia y suspendió las actividades públicas con más de 500 asistentes, todo esto en prevención y contención del coronavirus que hoy es pandemia global.

Cuarenta mil personas, diariamente, entran desde Venezuela por la frontera con el estado Táchira hacia el área metropolitana de Cúcuta y allí simplemente se están aplicando medidas sencillas como aplicarles alcohol en las manos o, de  vez en cuando, apuntarles con un equipo manual para detectar si uno que otro, de los miles que pasan, tiene fiebre.  

Se trata de una falsa sensación de seguridad sanitaria que debe ser revisada para evitar que la situación se salga de control, pues la salud y la vida son las que están en riesgo, y la Constitución de 1991 es muy clara en que deben ser protegidas, por  encima de todo.

Así suene extremista, es  hora de que se determine la restricción al número diario de personas que ingresan por los pasos  fronterizos o el cierre total y contundente de la frontera colombo-venezolana por el tiempo que sea necesario, una opción más que recomendable para tiempos como estos, en los que todos los países son vulnerables. 

Nadie podrá  venir a levantar la voz de que el gobierno colombiano está aplicando un nacionalismo a ultranza o que se  trata de xenofobia. No. Aquí, por encima de todo y siguiendo los protocolos de contención como los que funcionaron en China y otros países que ya han sido golpeados por el Covid-19, es indispensable hacer eso para cuidar a más de 50’000.000 de habitantes en Colombia, en general, y a 1’491.689 de personas que residen en Norte de Santander. 

Llegó la hora de que los gobiernos de Colombia y Venezuela, o sus ministros de salud, establezcan un canal de comunicación para facilitar medidas urgentes e inexorables como impedir el paso de personas por la porosa frontera, para lo cual será necesario pensar en medidas como la militarización y el éxito dependerá de los rigurosos patrullajes que se hagan de lado y lado, en coordinación con las autoridades de migración de cada país. Por la salud de todos, es hora de que los gobiernos de Bogotá y Caracas permitan una coordinación para enfrentar este virus desconocido.

Mientras esperamos que ambos  actúen con sensatez, recordemos que a diario en La Parada (Villa del Rosario) hay  concentraciones de hasta 7.000 personas, lo cual a la luz de lo expuesto por Duque, es prohibido por salud pública y las autoridades migratorias y policiacas deberían entrar a actuar para hacer cumplir la orden presidencial, porque en las aglomeraciones hay alto riesgo de contagiarse con el coronavirus. Pero si ese microcosmos es complicado, más aún lo es el puente Simón Bolívar donde las personas pasan literalmente pegadas una a la otra. 

Lo grave es que no hay un intento real para tratar de darle un mínimo blindaje a la zona, con equipos especializados o lugares adecuados para atender probables emergencias. De eso no existe nada  y como cada minuto que pase es un riesgo, el gobierno está demorado en actuar con la contundencia que lo hizo Trump en Estados Unidos.

Si bien es cierto en Venezuela y Norte de Santander no hay casos confirmados de coronavirus, sería prácticamente apocalíptico que se desatara aquí la llegada incontrolable de esa enfermedad, teniendo en cuenta la debilidad absoluta de nuestro sistema local de salud la crisis  que caracteriza a ese servicio en el vecino país de donde recibimos a miles de  personas agobiadas por diversos males.

Es hora de  actuar con mano fuerte y firmeza para protegernos. Lecciones de otros países, como Italia, deben tenerse en cuenta.

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