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Editorial
Nuestros próceres
Ese inmenso honor lo tuvo el territorio rosariense, que hace 200 años fuera cuna del Congreso Constituyente que dio origen a la Constitución de la Villa del Rosario de Cúcuta, con diez títulos y 191 artículos. 
Domingo, 3 de Octubre de 2021

Si pudiéramos devolvernos en el tiempo o cruzar hacia el mundo paralelo de 1821 para encontrarnos cara a cara con héroes como Simón Bolívar, Antonio Nariño y el general Francisco de Paula Santander, resultaría siendo una experiencia extraordinaria por lo que cada uno de ellos representó para la construcción de Colombia.

No más imaginen poder encontrarse con el Libertador o ver pasar al Hombre de las Leyes y cruzarse con el Precursor de la Independencia y traductor de los derechos del Hombre y del Ciudadano. 

Ese inmenso honor lo tuvo el territorio rosariense, que hace 200 años fuera cuna del Congreso Constituyente que dio origen a la Constitución de la Villa del Rosario de Cúcuta, con diez títulos y 191 artículos. 

Al considerar lo que cada uno de estos próceres significa, la sensación es de desasosiego porque hay que admitir que sus enseñanzas y los valores por lo que ellos lucharon, en muchos casos no han sido atendidos o quedaron ahí como parte de las engalanadas vitrinas que guardan su historia.

Recordemos al Bolívar obsesionado contra la corrupción, cuando en el famoso Decreto del 12 de enero de 1824 advirtió: “una de las principales causas de los desastres en que se ha visto envuelta la República ha sido la escandalosa dilapidación de sus fondos, por algunos funcionarios que han intervenido en ellos”.

Hoy, lo único nuevo es que no hay pena de muerte, porque en cambio la corrupción sigue siendo el depredador de los recursos públicos en Colombia y generando las mismas preocupaciones que intranquilizaban hace dos siglos a Bolívar.

Pero tampoco debemos olvidar que el Congreso de Villa del Rosario de Cúcuta, durante la promulgación de la Constitución, el general Santander exclamó: “Las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad”. 

La sustancia y contenido filosófico, jurídico y político de esta frase sigue abierta en el tiempo, porque si detallamos, todavía hay vacíos, zonas grises, ‘micos’, inconsistencias, debilidades y tramas acomodaticias que enrarecen el accionar de los tres poderes públicos  y su relación con el ciudadano.

Y Nariño, el otro ilustre visitante, tradujo e imprimió los 16 Derechos del Hombre aprobados por la Asamblea Nacional de Francia. Su condena a 16 años de cárcel pareciera que fueron en vano, porque lamentablemente el país no escapa a toda clase de violaciones de los derechos humanos, documentados por diferentes organizaciones y por denuncias elevadas por las víctimas.

Que sea esta celebración bicentenaria la ocasión especial para que los colombianos nos embarquemos en la ‘reconstrucción’ o ‘reformulación’ o ‘reacomodo’ de la gobernanza para que todo eso que se encuentra escrito desde tiempos inmemoriales y que asombrosamente es lo mismo que necesitamos hoy, pues se aplique con los debidos ajustes porque no podemos pasar otros 200 años con las mismas angustias.

Y también este momento tiene que aprovecharse para el relanzamiento de Villa del Rosario como un municipio ‘realmente’ histórico, así entre comillas para reclamar que las acciones del Estado no solamente sean de carácter importante cuando se están celebrando estas fechas especiales, sino para transformarlo y darle la real importancia turística, histórica y geográfica que se merece.

Es decir, que entre a tener un plan especial de inversión para que como municipalidad en donde todo comenzó en medio de ese fragor de una Constituyente en acción y de unos héroes históricos paseándose por sus calles y refrescándose en el tamarindo centenario, la conviertan en ruta obligada para nacionales y extranjeros que quieran conocer las raíces colombianas.
 

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