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Editorial
Vía a Ocaña
La construcción de terceros carriles en tramos de alta pendiente, obras correctivas y ampliación de puentes, contempla la propuesta al Gobierno Nacional.
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Viernes, 28 de Octubre de 2022

Cien viajes de asfalto, dos procesos abreviados por $2.000 millones para lo que resta del año y $8.000 millones en 2023, para el plan de mantenimiento, fueron los compromisos del Instituto Nacional de Vías con la carretera Cúcuta-Sardinata-Ocaña.

Sin duda que es un ‘paño de agua tibia’ para salir del paso de las dificultades que aquejan a este trayecto que nos comunica con la Costa Caribe, no solo para ir al mar a broncearnos, sino para transportar miles de toneladas de mercancías.

Ojalá eso fuera suficiente para mejorar y conservar en buen estado puntos como el Alto del Pozo y la Sanjuana, en inmediaciones de Ábrego, y en otros, porque ha ocurrido que trayectos que antes se cubrían en cuatro horas, hoy tardan hasta siete horas.

En manos del ministro de Transporte, Guillermo Reyes, reposa un documento expedido por la Asamblea de Norte de Santander, para hacerle ver al Gobierno Nacional que las necesidades para esa carretera van más allá de los recursos anunciados por Invías.

Tienen toda la razón los diputados cuando le dicen al funcionario que esta carretera que registra un alto tráfico de vehículos de carga, de servicio público de pasajeros y particulares, necesita de millonarias inversiones para vigorizar la vialidad.

La construcción de terceros carriles en tramos de alta pendiente, obras correctivas y ampliación de puentes, contempla la propuesta al Gobierno Nacional.

Aquí debe de haber una unidad regional para que las entidades nacionales ordenen los proyectos y la financiación requerida, para sacar adelante esa repotenciación de la carretera Cúcuta-Sardinata-Ocaña.

Y siguiendo el ejemplo de lo que acaba de suceder en Pamplona, municipio en el que se hizo realidad la variante para sacar el tráfico pesado de sus calles, es urgente que ocurra lo mismo en El Zulia, Ocaña y Ábrego.

El planteamiento surge porque no es solo que las lluvias causen derrumbes o daños en el asfalto, sino porque hay un acelerado aumento en el paso de automotores que en poco tiempo puede llevar a más líos en la conectividad con los puertos.

Los estudios señalan tramos de la vía que superan los 25.000 vehículos en un día. Un par de datos lo confirman según el petitorio hecho llegar desde la corporación departamental al Ministerio de Transporte:

- El incremento del tráfico de vehículos en más del 50 % en el tramo Ye de Astillero – Abrego, corresponde a vehículos de carga pesada.

- Evidente congestión vehicular e incremento de accidentes en los centros urbanos de Ocaña, Abrego y El Zulia.

El planteamiento es que ya no sean inversiones para atender emergencias sino para dotar a Norte de Santander y a esta zona de frontera de una bien dotada vía al mar, mirando lo que hoy se está haciendo en la autopista de cuarta generación de Pamplona.

Que se hiciera algo parecido sería excelente para la competitividad, la creación de industrias, la generación de empleo y la lucha contra la pobreza y la desigualdad social.

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