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Editorial
Otra amenaza
Esta es la séptima vez que la OMS acude a la emergencia de salud pública de alcance internacional, que es utilizada en situaciones que son graves, repentinas, inusuales o inesperadas.
Lunes, 25 de Julio de 2022

Ni siquiera estamos terminando de salir completamente de la pandemia del coronavirus, cuando ya es objeto de preocupación mundial el brote de la viruela del mono, hecho que ratifica la fragilidad en que se encuentra la salud humana y lo necesario que es cuidarla con acciones preventivas y de comportamiento.

 En 74 países se han detectado casos de la enfermedad y aunque se escuchan voces que piden calma y afirman que el riesgo es mínimo y que es no es algo nuevo, lo cierto es que por algo será que la Organización Mundial de la Salud emitió el máximo nivel de alerta para tratar de contenerla.

Esta es la séptima vez que la OMS acude a la emergencia de salud pública de alcance internacional, que es  utilizada en situaciones que son graves, repentinas, inusuales o inesperadas.

La Organización Mundial de la Salud cuenta desde 2005 con este tipo de estrategia urgente, que en otras ocasiones ha puesto en acción las alarmas internacionales frente a la aparición de graves amenazas sanitarias.

Por ejemplo, en 2009 se encendió cuando la gripa H1N1. En 2014 sonó por los riesgos que implicaba el ébola. En 2014 por la polio. En 2016 con el zika y en 2020 al estallar  la pandemia de la COVID-19.

El comentario deTedros Adhanom Ghebreyesus, quien es el director de la OMS, sobre lo que está sucediendo con este nuevo enemigo de la salud pública, es que el riesgo en el mundo es relativamente moderado, pero no así en Europa, donde consideró que es alto.

En ese sentido, la OMS define una emergencia de salud pública de interés internacional, o PHEIC, como un evento extraordinario que constituye un riesgo de salud pública para otros Estados a través de la propagación internacional de enfermedades y que potencialmente requiere una respuesta internacional coordinada.

Mirando la historia, la viruela del mono se detectó por primera vez en seres humanos en 1970 en la República Democrática del Congo  en un niño de 9 años.

Otro dato a tener en cuenta es que en 11 países de África: Benín, Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Liberia, Nigeria, República Centroafricana, Congo, RDC, Sierra Leona y Sudán del Sur, ocurrieron casos en humanos.

Y 2003 quedó marcado como el año en que la viruela del mono apareció por fuera del contienente africano. Fue en Estados Unidos donde se propagó después de la contaminación de los perros domésticos de las praderas por roedores importados de Ghana.

Y hay más hechos que llamaron a tomar la determinación. A partir de 2017, Nigeria experimenta una epidemia de gran envergadura, con más de 500 casos sospechosos, más de 200 confirmados y una tasa de letalidad de alrededor del 3 %, como lo ha detectado la OMS.

A partir de mayo de 2022, aparecen casos en países donde la enfermedad no era endémica hasta entonces. En el Reino Unido, a principios de mayo, se detectan una serie de contagios, especialmente entre hombres homosexuales. Y hoy se encuentra también en Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Portugal y Suecia.

En Colombia, son diez hasta el momento los contagios registrados  (nueve en Bogotá y uno en Medellín, todos son de sexo masculino). Cinco ya terminaron su seguimiento con recuperación completa y en sus contactos no se generaron nuevos casos.

Para saber, esta viruela puede incluir fiebre, dolor de cabeza intenso, dolores musculares y de espalda, poca energía, ganglios linfáticos inflamados y erupciones cutáneas o lesiones que pueden ser planas o ligeramente elevadas, llenas de líquido transparente o amarillento.

Lo mejor es estar alertas.

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