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Editorial
Pacto Bicentenario
Eso y mucho más, es lo que necesitan los catatumberos que habitan una región tan densamente rica, pero a la vez tan dramáticamente martirizada, desde hace muchos años.
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Domingo, 11 de Agosto de 2019

La foto en que se ven a los alcaldes de municipios del Catatumbo y de otros sectores de Norte de Santander recibiendo de manos del presidente Iván Duque un portafolio azul es la imagen que recoge, por un lado, la esperanza para los habitantes de las zonas rurales que nunca han tenido agua potable ni mucho menos alcantarillado, y la consolidación de una herramienta de apoyo técnico a los territorios.

Siempre se ha escuchado que uno de los males de las administraciones municipales es que les devuelven los proyectos por estar mal elaborados. Y Norte de Santander no escapa de esa situación. Para fortuna de miles de pobladores, la talanquera se levantó gracias a ENTerritorio, que es un brazo técnico del Departamento Nacional de Planeación (DNP).

El mecanismo acompaña a los municipios y gobernaciones para garantizarles que cuenten  con capacidades técnicas, eficiencia y transparencia en la ejecución de proyectos. Por algo será que la directora del DNP, Gloria Alonso,  decía: “hemos identificado que en municipios y departamentos la principal falencia a la hora de presentar iniciativas de inversión ante, por ejemplo, los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (OCAD) es la falta de capacidad para definir y estructurar nuevas inversiones”.

Pues bien, la superación de ese escollo pudiera significar que el eterno problema de consumir agua no tratada y de estar contaminando ríos y cañadas, podría tener los años contados, una vez se dé la contratación de las obras para 15 acueductos y 20 alcantarillados en Río de Oro, Convención, La Esperanza, Ocaña, San Calixto, La Playa, Sardinata, Teorama, El Carmen, El Tarra, Ábrego, Cáchari y Hacarí. 

Los alcaldes de esas localidades fueron quienes recibieron los proyectos estructurados que contienen los estudios de factibilidad, diseños, cronograma y documentación necesaria, que ahora no deberán ser dejados en los anaqueles, sino habilitados y definidos con las instituciones respectivas, entre ellas el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, para que se saquen las licitaciones.

Es indudable que ya no hay más tiempo que perder. Es hora entonces de que los recursos económicos sean asignados y los procesos de obra entren en operación para de una vez por todas empezar a dejar bien lejos esa necesidad insalubre y peligrosa de no contar con una planta de agua potable.

Salir de ese atraso significará el cumplimiento de las metas trazadas para el mejoramiento de la calidad de vida de vastas poblaciones nortesantandereanas, que conducirá finalmente a cerrarle la brecha a patologías propias de dichas carencias, y a darle un manejo más adecuado a las cuencas hidrográficas tan amenazadas en estos tiempos.

Ahora, debemos esperar las otras fotos. Las del inicio de las obras y la posterior entrega de las 35 obras que hoy tienen los proyectos con todas las pautas en regla. Y, lógicamente, las mejores imágenes serán las de las personas residenciadas en las veredas, corregimientos y cascos urbanos de las localidades del Catatumbo que hacen parte de este plan gubernamental conocido como ‘Pacto Bicentenario de Agua para Norte de Santander’, cuando tomen agua de la llave y las aguas negras dejen de correr por las calles y vayan por las redes que se instalen. 

Eso y mucho más, es lo que necesitan los catatumberos que habitan una región tan densamente rica, pero a la vez tan dramáticamente martirizada.

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