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Editorial
Prioridad para la educación
Norte Santander tiene que tomar una posición delantera en los ajustes que necesita la educación en estos tiempos de la pandemia.
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Martes, 19 de Enero de 2021

La Enciclopedia Hispánica hace esta precisión: “Si el hombre es fundamentalmente un animal social, la educación es el proceso que permite a cada individuo formar parte constitutiva de la sociedad, proceso que  empieza en la familia, continúa en la escuela y se prolonga durante toda la existencia humana”.  Y agrega: “La educación es tan antigua como la humanidad, pues el hombre siempre se preocupó de “criar” y “enseñar” a sus hijos. En esta acepción inicial puede verse ya la raíz etimológica del concepto de educación, que procede del término latino educare, cuyo significado es “criar”, “alimental” o “instruir”. Cada cultura o época histórica confirió a la educación el enfoque que imponían las diferentes concepciones filosóficas, políticas y religiosas. Así en un sentido amplio cabría considerar que el proceso educativo consiste en la transmisión de los valores y conocimientos de una sociedad”.

Se concluye entonces que la educación debe ocupar lugar relevante en la sociedad y debe merecer del Estado atención preferencial, pues es un motor fundamental del desarrollo en general y está llamada a infundirle dinámica a las actividades que se emprendan desde la comunidad en su conjunto o de cada individuo en particular.

La pandemia del coronavirus que se está padeciendo ha tenido efectos negativos sobre la educación. Los establecimientos de enseñanza tuvieron que variar todo su funcionamiento, hasta el punto de reinventar la transmisión de sus programas a los estudiantes. De la tradicional presencialidad se pasó a la virtualidad, una tecnología que todavía no alcanza un conocimiento generalizado. Esto implica una mutación del proceso educativo de bastante complejidad y entre nosotros está todavía en niveles de experimentación. Se requiere una dotación adecuada de escuelas, colegios y universidades para garantizar una enseñanza sin carencias de los soportes esenciales que garanticen su calidad.

Ahora que es tiempo del regreso a las clases en los establecimientos de enseñanza, el Gobierno en todas sus instancias debe tomar en cuenta la educación como una prioridad fundamental, lo cual impone su adecuada dotación.

Debe tenerse claridad sobre lo que más conviene hacer para que no  se interrumpan las clases o para que se cuente con las herramientas que se requieran.

Es bueno también tomar en cuenta la realidad socioeconómica de la población estudiantil.

 Entre los estudiantes los hay de sectores pobres que no cuentan con recursos para adquirir ayudas que exige la nueva tecnología. Es el Gobierno el que debe suministrarlas. De no ser así la desigualdad seguirá siendo una brecha que impone distancias entre unos y otros usuarios de la educación.

Norte Santander tiene que tomar una posición delantera en los ajustes que necesita la educación en estos tiempos de la pandemia. Aunque las circunstancias son difíciles la previsión deberá orientarse a ganar fortalezas a fin de que no se debilite más la enseñanza y garantizar su funcionamiento en las condiciones más óptimas posibles.

En este nuevo proceso la cooperación entre gobernantes, estudiantes, docentes y la comunidad debe estar en el interés de todos, dada la importancia de la enseñanza, como fuente formativa, en la existencia colectiva.

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